Guste más o menos el resultado final, el Levante UD ha puesto toda la carne en el asador en el recién finalizado mercado de fichajes de enero. En especial a última hora con las operaciones de Rochina, de auténtica ingeniería, y de un Giampaolo Pazzini que en primera instancia rechazó la oferta granota.

Tanto es así que para convencerlo el propio Quico Catalán se presentó personalmente el pasado martes en Verona para reunirse con él junto a un empleado del club, Luca Donati, que le ayudó como intérprete. De hecho, Donati viajó de vuelta a València junto al propio jugador y su esposa, Silvia. El presidente, por contra, lo hacía en otro vuelo distinto, por la mañana, con el objetivo de pasar desapercibido y que fuera Tito, en calidad de director deportivo, quien lo recibiera en el aeropuerto a la medianoche.

Pazzini tenía muchas dudas sobre mudarse a España junto a su familia para una aventura que en principio podría durar sólo cuatro meses. De hecho, era Silvia quien más reticencias ponía, pese a que finalmente Giampaolo ha logrado convencerla y que lo acompañe en estos primeros días. Los de Orriols se han preocupado de cuidar todos los detalles. La pareja, además, se encuentra alojada en un céntrico hotel en estas primeras horas de estancia en la ciudad.

La presencia de Quico en tierras italianas ha sido determinante para convencer al futbolista, pese a que sobre la bocina el club llegó a tantear el último día otra operación con un 'nueve' de más renombre. El presidente, con el objetivo de que no ocurriera lo mismo que con Rémy, al que nadie del club llegó a visitar en Lyon, le mostró personalmente su interés en que se enrolara en el proyecto y así hacer valer el acuerdo alcanzado con el Hellas Verona desde días antes.

Pese a las informaciones que llegaban desde Italia apuntando a una opción de compra prácticamente gratuita y un contrato de dos temporadas adicionales, hasta 2020, lo cierto es que finalmente el fichaje es una cesión de cuatro meses. Sobre la marcha se verá, sin embargo, si lo del italiano al Hellas es un adiós o un hasta luego, tal y como él escribió en su cuenta de Instagram. El Levante se hace cargo de la parte proporcional de su ficha, de 1,2 millones netos, que es el salario que el club le reguló el pasado verano después de que aceptara rebajárselo en 800.000 euros para jugar en la Serie B.