La frontera entre la victoria y el empate, incluso entre el empate y la que perfectamente podría haber acabado siendo una derrota jugando en inferioridad, fue muy delgada. Tan fina como la que se trazó entre una posición legal y otra en fuera de juego para anular el gol de Roger. Así como en su día ocurrió con el infame talón de Morales. En fuera de juego, si acaso lo era, por los pelos del sobaco, aunque como si estuviese del todo claro el árbitro ni siquiera consultó el monitor. Como aquel anuncio de neumáticos para la lluvia, la tecnología sin control no sirve de nada. Y las teorías benefactoras del VAR, en jugadas como esta, también son papel mojado.

La victoria, en realidad, no se escapó sólo por eso. Tampoco ni siquiera porque mientras que al rival se le pasó todo por alto, a él lo frieran a tarjetas. Pero entre una cosa y otra, pese que la de la primera parte fue la mejor versión de la temporada, el Levante se acabó saliendo del partido. La patada definitiva, para más inri cuando estaba resucitando, se la dio Hernani con su autoexpulsión. El portugués, además del gol, fue un primor dando alternativas y profundidad por banda, pero sin balón volvió a demostrar porqué pese a su enorme calidad todavía no la ha roto en la élite. El árbitro, que ya tuvo que expulsarle en la jugada anterior por simular un penalti, no le advirtió una segunda vez. Ya que no llegaba a tiempo de parar la contra habría sido tan fácil como seguir la jugada en lugar de tirarse al suelo en el centro del campo y cazar el tobillo del Chimy Ávila.

Paco López, con todo en contra, se la jugó al ataque con Rochina y Sergio León pese a quedarse con 10. Sin embargo, dando muestras una vez más de que hay cosas en las que ha cambiado para bien, acto seguido terminó dando por bueno el empate. No hay otra lectura para su última decisión: con el equipo fundido, especialmente un Miramón de lo más activo, optó por Coke atrás. El cambio de Morales, que perfectamente podría haber sido antes Hernani, estaba cantado. Igual que los de Roger y Borja Mayoral, si bien chirrió que el del Pistolero, aunque también amonestado, fuera antes. Los cuatro, especialmente el Pistolero con sus movimientos de nueve, habían sido claves en el ataque durante el primer tramo corriendo al espacio. Desactivándolos tras el descanso, Arrasate estuvo a punto de rascar los tres puntos de un partido del que tenía pinta que no iba a oler ni uno.

Con un estilo reconocible y un centro del campo en el que el dinamismo de Radoja dio alas a Campaña, el Levante ganó en profundidad y desperdició un sinfín de oportunidades con las que podría haber sentenciado por la vía rápida. Hernani marcó pronto y Osasuna se escapó vivo de milagro del torrente de fútbol granota. La defensa rojilla, sumándose al festival, guitarreó en la asistencia de Miramón y se mereció un castigo mucho más severo por sus errores. Entre ellos los de Fran Mérida, cambiado drásticamente al descanso. El más gordo de todos fue una pérdida grosera en la medular en la que, aunque ya no hace falta, volvió a quedar claro que Mayoral, al que hay que exigirle mucho más, no tiene diente. Tampoco lo tiene Miramón, que no atinó con el portero vencido, aunque el gol no es su faena y como lateral con recorrido el ex del Huesca sigue yendo a más.

Después de siete jornadas, así como unos lo han perdido, otros como Miramón se han ganado el sitio en el once titular. Es el caso también Radoja, aunque su buen partido lo afeó con la dramática pérdida del gol. Dinámico por delante de la defensa y con unos números soberbios en pases, balones largos y duelos aéreos hasta esa pifia, con su posición por delante de la defensa permitió que Campaña pudiera por fin soltar amarras y que los centrales se sintiesen más arropados. Sin embargo, en un exceso de confianza, el serbio alargó innecesariamente una conducción pegado a la banda y el equipo lo pagó caro. A Vezo, mucho más solvente en la salida de balón, le faltó contundencia por arriba y Rubén García, que en su regreso al Ciutat no lo celebró, tuvo la suerte de cara para que su disparo le pasara por debajo de las piernas a Miramón.

El error de Radoja dio pie al empate, aunque no fue la primera oportunidad de Osasuna para conseguirlo. El propio Rubén había tirado antes la caña llamando a Oier Sanjurjo y cogiendo a Aitor en un renuncio. El portero se esperaba el centro y lo salvó el poste, aunque tuvo tiempo de desquitarse, sobre todo con un palmeo a córner que parecía gol claro de Estupiñán. El partido, pese a ello, no acabó en su área. La última oportunidad la tuvo Rochina armando rápido un disparo desde la frontal. Sergio León incluso podría haber armado un contragolpe justo cuando se pitó el final. El árbitro le pidió perdón, aunque no fue ese el error del que tenía que disculparse.

Ficha técnica:

1 - Levante UD: Aitor, Miramón, Postigo, Vezo, Clerc, Campaña, Radoja, Morales (Rochina, m.74), Hernani, Roger (Sergio León, m.74) y Mayoral (Coke, m.85).

1 - Osasuna: Rubén; Nacho Vidal, Aridane, David García, Estupiñán, Roberto Torres, Oier, Fran Mérida (Moncayola, m.46), Rubén García (Rober Ibáñez, m.83), Adrián (Juan Villar, m.83) y Chimy Ávila.

Goles: 1-0, m.5: Hernani. 1-1, m.57: Rubén García.

Árbitro: Soto Grande (Comité riojano). Mostró tarjeta amarilla a los locales Roger, Aitor, Radoja y Sergio León. Expulsó al local Hernani (m.71) por doble tarjeta amarilla.

Incidencias: partido de la séptima jornada de LaLiga Santander disputada en el estadio Ciutat de València ante 18.000 espectadores. En los prolegómenos del partido se hizo entrega de una camiseta conmemorativa a José Luis Morales con motivo de sus 150 partidos como jugador del Levante. También fue homenajeado el medallista paralímpico valenciano Ricardo Ten.