El Levante UD ha sido uno de los clubes de Primera División que más ha aguantado el tirón y de hecho continúa firme en la idea de no hacer un ERTE. Sin embargo, entre la incertidumbre económica por los efectos de la crisis del Coronavirus, las dudas cada vez más grandes sobre el retorno de la competición y la decisión de LaLiga de instar a todos sus asociados a recurrir a la autoridad laboral, al club granota no le ha quedado otro remedio que terminar planteándole a los jugadores una rebaja salarial con la que evitar una medida más drástica que afectaría a la práctica totalidad de los trabajadores del club. Es el mismo camino que ha seguido el Villarreal y en el que se encuentra el Valencia.

Quico Catalán ha entablado negociaciones estos últimos días con los capitanes de la primera plantilla y en la mesa hay ya trazado un plan de reajuste por el cual los futbolistas, en caso de aceptar, renunciarán a una cantidad variable según lo que finalmente ocurra. En la línea de las negociaciones entre LaLiga y AFE, el recorte oscilaría entre el 20 por ciento en caso de no reanudarse la competición y en torno al 5 si se juega a puerta cerrada o al 3 si las 11 jornadas que quedan por disputarse son con público. El objetivo del presidente es llegar a un acuerdo y por eso no ha seguido el camino de otros clubes que como el Espanyol lo han hecho a las bravas.