Luis Rubiales y David Aganzo, actualmente, son dos de las figuras más relevantes del fútbol español ya que ocupan cargos de alto prestigio. El primero, al presidir la Real Federación Española de Fútbol, y el segundo, al comandar la Asociación de Futbolistas Españoles. No obstante, tanto uno como otro, junto a Javier Tebas, máximo dirigente de LaLiga Santander, se encuentran inmersos en una guerra por priorizar sus intereses ante cómo se va a reestructurar la vuelta de las competiciones y cuándo se dará de manera hipotética.

A día de hoy, entre los dos reinan las diferencias y el conflicto, pero ambos estrecharon lazos en el pasado para forjar una de las gestas más gloriosas de la historia del Levante. El exlateral y el exdelantero formaron parte de la plantilla que subió, en la temporada 2003-2004, a Primera División 40 años después de su última presencia en la élite del fútbol español. Aganzo como cedido por el Real Madrid y Rubiales recién fichado procedente del Xerez CD, equipo contra el que ascendió la entidad levantinista.

Dirigidos por Manolo Preciado, el protagonismo tanto de uno como de otro fue notable e importante para lograr un objetivo que tuvo impacto y trascendencia. La principal autoridad de la RFEF disputó 29 encuentros a lo largo del carril zurdo y el gobernante de la AFE cumplió con su intención de crecer como futbolista tras una serie de cesiones previas poco fructíferas.

El madrileño marcó nueve goles en 33 enfrentamientos, y aunque no siguió su carrera con la zamarra granota más allá de aquella campaña, no solo respondió ante las exigencias de la entidad, sino que dejó buenos recuerdos en las entrañas del Ciutat de València. No en vano, el exfutbolista nacido en Motril desarrolló su tryectoria como granota hasta 2008, exactamente durante cinco años, cuando el club consumó su bajada a la Segunda División. Pese a ello, previamente logró un ascenso en Lleida y una permanencia en LaLiga Santander, que tuvo como proeza principal la victoria frente al Real Madrid en el Santiago Bernabéu, pese a que tuvo periodos de irregularidad deportiva.

Aunque el pasado los vincula debido a una de las páginas más gloriosas del cuadro de Orriols a lo largo de su historia, actualmente la tensión entre los dos crece con el paso de los días. El último episodio conflictivo, la amenaza de la AFE - institución en la que Aganzo cogió el testigo cuando Rubiales se hizo con la presidencia de la RFEF - en denunciar a la Real Federación por grabar y difundir una reunión privada entre ambos organismos para decidir el tiempo que habría entre medias para disputar los partidos.