El Celta y el Levante se miden en La Cerámica con la sensación de estar ante un partido vital y apenas llevamos siete jornadas. La sensación es que ambos equipos han tenido problemas para encontrar situaciones de gol y aunque han competido en la mayoría de choques, esa falta de mordiente en el tramo final provoca que algunos puntos se hayan perdido por el camino. El gran problema además es la dependencia de Aspas en clave ‘celtinha’ y en el bando granota, los goles sí se han repartido más, entre Morales, Melero y Roger. Eso sí, en los últimos tres encuentros todavía no se ha visto puerta.

El arranque del Comandante fue bueno. Dos goles contra el Valencia y victoria contra Osasuna. Tres goles para demostrar que había empezado mejor que la temporada pasada y que estaba listo para contribuir en forma de goles. Desde entonces sin embargo se le ha visto con menos chispa. Es cierto que los rivales han sido de nivel —Sevilla, Real Madrid y Athletic— pero en todos esos escenarios, el Levante intentó salir a la contra aprovechando su velocidad y no lo consiguió. Con Roger se esperó a su vuelta tras la lesión y en Pamplona también estuvo a un nivel sensacional, pero le ha faltado continuidad. Mientras, la adaptación de Dani Gómez sigue por buen camino, pero aún le falta un poco para convertirse en ese arma que necesita el bloque de Paco López. El Celta, con problemas defensivos, es un buen rival para empezar a ver portería y debe ser un punto de inflexión desde el que crecer en fase ofensiva.

La soledad de Aspas

La posibilidad de Emre Mor arriba junto al de Moaña. Santi Mina. Nolito como complemento. El final del curso pasado con Smolov fue positivo, pero el ruso se marchó y el cuadro gallego no firmó a ningún ‘9’. En ese inicio de curso se ha notado que el jugador se encuentra demasiado solo y que además, con un centro del campo también repleto de dudas, el fútbol en el Celta se limita a sus fogonazos.