Juegos Paralímpicos de Tokio 2020-Paratriatlón

Héctor Catalá, un ingeniero industrial que lo dejó todo para apostar por el paratriatlón

El valenciano, que se proclamaba subcampeón paralímpico en Tokio, forma una pareja perfecta con su guía, Gustavo Rodríguez

Héctor Catalá y su guía, Gustavo Rodríguez

Héctor Catalá y su guía, Gustavo Rodríguez / Proyecto FER

Julián Lafuente

Cuando Héctor Catalá decidió hace cuatro abandonar su trabajo de Ingeniero industrial decía que se estaba "lanzando a la piscina sin saber si había agua". Le encantaba el deporte, el triatlón lo practicaba por gusto, como popular, hasta que entró en la ONCE y conoció la Federación de Triatlón. Todo ese proceso cambió su vida. Desde entonces ha sido Campeón de Europa, del Mundo y, desde el pasado sábado, subcampeón paralímpico. "El deporte me ha regalado momentos muy épicos. Ahora mismo estoy en una nube de la que no quiero bajar".

Junto a él, desde hace varios años, está Gustavo Rodríguez. También triatleta, recibió un día la llamada de Héctor Catalá para hacerle de guía. El valenciano quería dedicarse en cuerpo y alma al paratriatlón y llamó a Gustavo, en Galicia, más lejos imposible. Desde entonces forman un equipo espectacular: "Somos un K2", dicen ambos. "Somos como un matrimonio, pero sin poder solucionar los problemas en la cama", suelta Catalá entre risas de ambos, con una complicidad absoluta. "No es mi guía, es mi compañero. Él no tiene que preocuparse por mí, no se trata de eso, ni cuidarme. Sino que debe maltratarme, llevarme al límite, exprimirme, entrenar mucho. Esa ha sido la clave del éxito, la consecuencia de entendernos tan fácil".

La relación profesional, primero, y de amistad más tarde surge hace tres años: "con la inclusión de su categoría como disciplina olímpica. Héctor se puso en contacto conmigo ya que los perfiles que se buscan para esto se adapta más o menos a mí: alguien con un perfil ciclista, que es donde más tiramos, y luego que no reste en la natación y en la carrera a pie. Tardé muy poco en decirle que sí y al segundo tercer día ya estaba Héctor por Galicia. Enseguida competimos en el campeonato de España y en el Mundial. Todo fluyó bastante bien desde el principio", cuenta Gustavo, quien tardó poco en decidirse y, a la vista de lo sucedido el sábado, acertar de pleno: "Al principio sí que impone porque los triatletas estamos acostumbrados a que esto es un deporte individual, sí que valoras hasta qué punto vale la pena dejar tus objetivos para meterte en este proyecto. Estamos viviendo la guinda perfecta al pastel de tantos años trabajando y viviendo por y para el deporte".

Viven a mil kilómetros de distancia uno del otro, pero han conseguido una unión que va más allá del deporte. "Sus hijas me quieren como a un tío, su mujer como si fuera hermano de Gus… Esto no es venir, competir y ya está; hay mucho trabajo detrás, mucho tiempo juntos. Seguramente este año él ha dormido más veces conmigo que con su mujer" dice el de Serra. Gustavo coincide: "Este año han sido muchas competiciones, muchas noches fuera de casa". El triatleta gallego habla de la relación con Héctor Catalá, de las diferencias que, al final acaban uniéndoles: "Somos dos personalidades muy distintas, pero nos compenetramos muy bien. Él tira un poco más al lado metódico, casi hasta la obsesión. Siempre está pensando en tiempos y ritmos. Yo entrenando también soy muy exigente, pero luego en el día a día soy su opuesto, tiro para el otro lado. Me gusta salir, despejarme. Al final llegamos a un punto intermedio, aunque siempre más cerca de su lado que del mío", dice Gustavo.

"Ahora hay que disfrutar lo que hemos conseguido y luego pensar en cuál va a ser el proyecto a medio y largo plazo, pero París parce que está un poquito más cerca después de este éxito"

Héctor Catalá

— Subcampeón paralímpico de triatlón

"En las cosas que no son tan importantes para nuestro rendimiento en carrera, como la comida o el orden, por ejemplo, somos completamente antagónicos. A Gustavo le encanta comer fuera, y a mí me gusta quedarme en casa. Yo soy más ordenado, él es lo contrario", comenta Catalá. "En lo que es más importante, que es el entrenamiento, en eso sí que somos iguales. No perdonamos una sesión, somos súper obsesivos con los datos, números. Nos retroalimentamos, porque llegamos a unos puntos de sacarnos los ojos en cada entrenamiento, a exigirnos al máximo".

En lo deportivo, Héctor Catalá reconoce que buena parte de lo que ha conseguido es gracias a la exigencia de su guía y amigo: "Nos consideramos los dos triatletas porque no es que seamos especialistas en un segmento en concreto. Quizás la natación es lo que más nos cuesta, pero también sabemos que hemos conseguido tener una carrera a pie muy potente. A base de mucho sufrimiento, de querer matar a Gustavo porque me lleva absolutamente al límite. Yo ahora soy consciente de que nos bajamos de la bici para ponernos a correr sé que vamos a ir rápido, que la gente se espabile porque vienen los españoles remontando".

El pasado sábado, el paratriatlon de los Juegos Paralímpicos fue tan cual: "Sabíamos que iba a hacer calor, pero no contábamos con tener que remontar tanto en la carrera a pie y fue extenuante. Nos vinimos muy arroba saliendo fuerte en la carrera a pie para vernos pronto en la lucha por las medallas y lo cierto es que en las dos últimas estuvimos en el límite, al filo", recordaba Gustavo Rodríguez. "Yo no recuerdo si dimos dos vueltas, cuatro o doce", comentaba Héctor Cabrera al acabar.

En el horizonte, pronto más objetivos: "Ahora hay que disfrutar lo que hemos conseguido y luego pensar en cuál va a ser el proyecto a medio y largo plazo, pero París parce que está un poquito más cerca después de este éxito".