Cuando se juega con fuego te quemas. Lo hemos escuchado desde pequeñitos. El Valencia lleva unos cuantos partidos sin saber a lo que juega, pero afortunadamente ganando. Pero todo lo que sube, baja, y el martes lo comprobamos. A la espera y con la esperanza de clasificarse para cuartos en la vuelta, hay que mejorar mucho la defensa. También sabemos que los equipos sólidos se construyen desde atrás. El grupo de Emery dispone de pegada arriba, pero hace aguas en la zaga. Con Stankevicius se ha ganado un poco de solvencia, pero a la primera que el lituano se cae (no puede estar en la ´Champions´), la defensa ni está ni se le espera. Miguel, Navarro, Costa y Mathieu eran un flan ante los alemanes, tanto que lo mejor que podían hacer es volverse para darle la pelota a Guaita para que diera un patadón que al menos salvara el que se supone era nuestro muro salvador. Esa indefinición provocó que Topal retrasara en exceso su posición y que uno de los vértices del rombo fuera inexistente, arrastrando todo el planteamiento inicial al fracaso.

Irrepetible

El problema es que para el 9 de marzo en Gelsenkirchen la variación puede ser escasa. Dealbert es el único central puro que queda, con la posibilidad de que Maduro ocupe esa plaza. Y en las bandas, sin inventos, Miguel está por delante de Bruno y lo mismo pasa con Mathieu y Jordi Alba. Y como no hay más, tocará ensayar mucho o hacerlos jugar juntos todo lo que queda antes de la cita con el Schalke (Sporting, Athletic, Barça y Mallorca). Eso sería lo más razonable, pero, conociendo al entrenador, es imposible. No es opinión, es información. Emery no ha repetido alineación en 70 partidos.

Podemos

De todas formas supongo que el preparador vasco hará los deberes. Además, el Valencia lleva una racha muy buena en los partidos de fuera de Mestalla y seguro que Mata estará y quizás llegue Albelda, un líder imprescindible en esos duelos trascendentales. Ya sé que al mismo tiempo hay que reforzar el tercer puesto en liga, pero el valencianismo necesita un premio, algo que le produzca un poco de felicidad, y sin duda llegar a cuartos de final sería una gran explosión de alegría.