La intensidad del Athletic más la exigencia de San Mamés airearon ayer una realidad presente desde hace tiempo de puertas hacia adentro y ya inocultable hacia fuera: el debilitamiento de un Levante al que con la Copa se le ha juntado todo. Ayer jugó sin Juanlu, con Valdo tocado y al final hundido, a la espera del adiós de Nano, cruzando los dedos por las malas sensaciones físicas de Arouna Koné, con un chaval como Roger convertido a la fuerza en primera alternativa de ataque tras el escapismo de Aranda y experimentando fallidamente con Juanfran de extremo para no pasar a Rubén de rosca. Todo datos objetivos.

De extra a obligación

No llega sobrado al derbi el Valencia, que de los tres últimos partidos no ha sacado ninguno, aunque mucho menos un Levante sin un cinturón de seguridad en la Liga como el suyo. El equipo lleva cuatro salidas de órdago—Barcelona, Atlético, Granada y Athletic— sin sumar y una media decreciente de puntos. Cuando tiempo atrás se comenzó a hablar de fichar era como un extra, pero ahora es toda una obligación.

Muchas facilidades

El nervio del Athletic fue insostenible para el Levante, que no atinó a matárselo. Los granotas arrancaron con un buen manejo del balón y tiraron de Barkero, otro sobreexplotado, para intercambiar golpes. Sin embargo, acabaron sucumbiendo a base de horrores propios. El 1-0 fue un desliz de marca y el 2-0, después de un córner a favor, una pasada en seco de De Marcos a un Nano bajo sospecha pública. Mucha facilidad.

Nano, la pura realidad

La oportunidad se presta a la demagogia, pero la pura verdad es que fue el primer partido sabiendo lo de la oferta china para el personal pero no para Nano. Es opinable si su titularidad fue hacer de menos a los que le van a tener que sustituir, pero Juan Ignacio, que dio un rodeo con tal de suavizarlo, tuvo mucha personalidad sustituyéndolo en el descanso. El bravo defensa todavía granota estuvo manso y el entrenador priorizó el bien del equipo por encima de todo. Fue, sin duda, una decisión peliaguda, pero no se cortó. El míster, que fue el primero en avisar donde toca de lo que podía ocurrir, está demostrando una cintura muy profesional a la hora de sortear inconvenientes. No es en los días de vino y rosas sino en los momentos duros cuando hay que estar ahí.

Dos bajas evitables

El Levante tiene que fichar a Botelho y a un delantero capaz de llegar y ponerse la camiseta cuando le toque. Es algo que puede conseguirse mañana o el 31 de enero. Por eso, hasta que lleguen los refuerzos, sería positivo no perder más activos. Lo peor ayer no fue la derrota o que faltara un tris para llevarse una goleada más abultada, sino que con el pescado vendido el equipo se quedó sin Ballesteros y Juanfran para el domingo contra el Zaragoza. Dos pérdidas evitables, máxime tratándose de dos veteranos de tanta talla.

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