En sólo noventa minutos, poco más o menos lo que tarda el recorrido del AVE Valencia-Madrid, despejaremos algunas dudas que nos acompañan desde tiempo atrás. Después del festival del jueves, la alegría, el optimismo y el buen rollo son bienvenidos, pero no han de alejarnos de la realidad, la de un equipo del que, mientras no se demuestre lo contrario, no nos acabamos de fiar. Como a partir de ahora ya quedan pocos rivales como el AZ Alkmaar, para empezar nada como un partido en el Bernabéu para comprobar si el Valencia está o no está en condiciones de competir al máximo nivel lo que resta de temporada. Aprovecho para saludar a todos los madrileños que nos acompañan estos días de vacaciones, sé que muchos se compran el SUPER aunque sólo sea por curiosidad. La mayoría son madridistas, claro, algunos del Atlético y cero coma del Rayo o del Getafe. También para explicarles que si de verdad existe el Villarato ese del que tanto hablan, supuesta conspiración para beneficiar al Barcelona en todas las competiciones en detrimento del Madrid, lo curioso es que nunca se haya manifestado en un partido del Valencia en el Santiago Bernabéu. Allí, hasta donde resiste la memoria, todos los atracos tienen siempre el mismo color.

Presión brutal

A priori, para qué engañarnos, no será fácil salir vivos de la cueva. La presión para que gane el Real Madrid será brutal, sobre todo si esta noche gana su partido el Barça y se pone a tres. Desde todas partes las escobas barrerán para casa. Difícil, pero no imposible. No hace ni dos semanas el Málaga les arrancó un empate, aunque fue por sorpresa.

Atracón

Después del Madrid viene el Rayo y todavía queda la eliminatoria de semifinales con el Atlético. Si peligro tiene el partido de mañana, cuidado con lo de la UEFA.

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