De Prandelli sorprende la serenidad que transmite, algo a lo que en Valencia -y sobre todo alrededor del Valencia CF- no estamos acostumbrados y hasta nos descoloca un poco, aunque en los modernos manuales el llamado líder silencioso está incluso mejor valorado que el otro. Aquí de lo que se trata es de que este señor sea capaz de hacer funcionar la maquinaria y aunar todas las voluntades en torno al equipo. Club, jugadores y aficionados. Trabajar con criterio en busca del mejor rendimiento y, sobre todo, hacerse respetar sea cual sea su manera de conseguirlo.

En general parece que conoce perfectamente la dificultad del reto que asume, pero eso no le cambia en absoluto el gesto. Al contrario, asegura que si está aquí es precisamente por eso, porque es un reto auténtico. Diría que estamos todos más preocupados incluso que él y es seguramente porque él cree tener la solución que los demás todavía vemos lejos.

Su primer diagnóstico de la situación es bueno, en los aspectos tácticos pone el dedo en la llaga porque el fútbol lo inventaron los ingleses hace muchos años, aunque de todas las cosas que ha dicho en los últimos días lo que llama la atención por encima de todo es el asunto de la preparación física, pues por un momento llegamos a creer que si algo tenía bajo control el anterior entrenador era eso. Parece que no. Que venga ahora un técnico más bien veterano y diga que es prioritario llevar el equipo a un rendimiento físico más elevado, con todos los respetos, me tiene loco. Igual aquí no habíamos reparado en ello hasta que llegó un rival de los que te exigen el cien por cien y un poquito más, como el Atlético de Madrid, pero en cualquier caso es para hacérselo mirar.

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