En el fútbol profesional hay jugadores que por definición dividen. Su mera presencia o ausencia sobre el terreno de juego enciende pasiones de forma bidireccional y visceral, creando bandos irreconciliables de hinchas víctimas de un histrionismo crónico que suspiran por encontrar el gesto que alivie su obsesión irredenta, a base de menoscabar al falso ídolo del de enfrente.

Uno de estos extraños casos es el de Víctor Casadesús. Amado y odiado por igual por el graderío del Ciutat desde que aterrizó en Valencia en el mercado invernal en enero del 2014. Sus detractores señalan como debilidades imperdonables su falta de capacidad goleadora y una punta de velocidad que equiparan a la del eterno Félix Carballo. No les falta razón. Si uno repasa el historial estadístico reciente del jugador balear, el balance goleador es más que discreto: en sus dos últimas temporadas vistiendo la elástica azulgrana suma la pírrica cifra de cinco goles.

Capacidad y habilidad

Los que nos posicionamos en la facción opuesta defendemos al heredero del dorsal de Sergio Ballesteros por su contrastada capacidad para interpretar el juego entrelíneas, su habilidad para crear espacios que otros compañeros más veloces o anotadores puedan aprovechar, y su maestría para conducir transiciones defensa-ataque letales.

Frente a la retahíla de arietes abonados al nihilismo futbolístico que han desfilado por Orriols en los últimos tiempos, como Gekas, Nong, Ghilas, o Juan Muñoz, Casadesús es, pese a sus imperfecciones, un pelotero que siempre ha sumado en todas sus temporadas como granota. En este tramo final no está siendo menos, desplazando por completo a eternas promesas como Espinosa del once inicial.

Continuidad al bloque

Una vez se consume el previsible ascenso se debería de abordar su continuidad, y dentro de unas parámetros económicos que se ajusten a las primaveras que ya acumula, volver a apostar por alguien que suma en el campo, y no resta fuera. Un factor a tener en cuenta para evitar incurrir en errores recientes, dando continuidad a uno de los bloques más sólidos jamás configurados en Orriols.

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