Almorcé con Alonso y al poco de terminar nos levantamos para ver la primera parte del derbi entre el Valencia y el Levante. Le dije que lo que más me gustaba de ´las chicas´, dicho con todo el respeto, es que seguramente sin ser ellas conscientes, transmiten una ilusión por jugar en el Valencia que además de ser contagiosa, te llega a la patata. Le conté que lo he notado las dos o tres veces que han ido a la sede de la Agrupación de Peñas o cuando hablé con Ivana porque la Peña Valencianista Pobla-Tárraga le dio el premio a la mejor jugadora de la temporada pasada. Alonso y yo seguimos comentado el partido al tiempo que se nos hinchaba el pecho como un ´colom´ al ver la excelente entrada que había en Mestalla. Terminó la primera parte, nos despedimos y no pude evitar ir corriendo a casa porque quería ver la segunda. Estaba ya tumbado en el sofá mientras mi perro insistía en que lo acariciara, se ha hecho mayor y se pone un poco pesado, pero lo holgado de resultado me permitía atender su petición de manera relajada. Miraba la televisión sin especial atención, el partido era muy entretenido por el juego pero poco más, sinceramente. Y de repente sucedió. Marta marcó el sexto gol, se llevó la mano al escudo del Valencia, buscó a alguien en la tribuna de Mestalla y rompió a llorar. Esa imagen me hizo saltar del sofá, me tocó la fibra, se me erizó la piel, algo recorrió mi cuerpo y me llegó adentro esa vieja sensación que solo la música y el Valencia me han hecho sentir en anteriores ocasiones, es como la canción, las palabras se quedan cortas para decir todo lo que sentí en ese momento... ¡era valencianismo joder, era valencianismo y no estaba muerto!

Ahora, mientras escribo esto no puedo más que imaginarlo aburrido y harto de Meriton, atento y dispuesto a manifestarse por cualquier motivo. Luego he sabido lo muy complicado que era para Noe Bermúdez, portera del Levante, detener ese gol. Logró tocar la pelota y evitar la vaselina, pero delante tenía algo más que una jugadora de fútbol, se enfrentaba a la ilusión de Marta, que durante mucho tiempo había soñado con ese momento mágico. Tengo la sensación de que Marta nos ha recordado a muchos porqué somos valencianistas y eso algo que le agradeceré siempre. Por cierto, siempre he sido muy de Ivana, pero ahora más. Ha comenzado el ´Ivanismo´. Vixca Aielo de Malferit... i la mare que t´ha parit!

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