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27/03/2018

Carlos Bosch

Mateu, Anil, Mallorca y Singapur

El tiempo te enseña a contar hasta diez antes de decir nada y hasta un millón antes de decidir

Mateu, Anil, Mallorca y Singapur

Las decisiones se han de tomar en frío. No es bueno decidir en caliente, y lo dice alguien que siempre ha sido un poco cerilla y capaz de explotar en combustión espontánea en segundos. Pero el tiempo te enseña a contar hasta diez antes de decir nada y hasta un millón antes de decidir.

Cualquier que tenga una mínima capacidad ejecutiva en su quehacer diario respaldará esta teoría. Pero ojo, no todo se ha de hacer en frío, por ejemplo un programa de radio, cuanto más caliente mejor. Y hay artículos de opinión que es mejor no tocarlos una vez los has plasmado desde dentro de tus entrañas. Por eso esta temporada decidí tiempo atrás, una vez ha terminado el partido del Valencia, tomarme un intervalo para escribir y analizar con mayor frialdad y sin la presión del resultado, porque creo que este equipo se ha ganado que lo analicemos con una mirada más amplia. Y resulta que con el asunto de la multa de Europa hemos vuelto a los charcos pasados, a hablar de gestión de club y no de vestuario, y aprovecho para lanzar una idea que tengo en el disco duro desde hace unos meses y tiene que ver con la distancia, es decir, el Valencia tiene un presidente de Singapur y un director general de Mallorca y ninguno de los dos eran valencianistas hace dos años, ¿eso es bueno o es malo? Avancemos. Para empezar, como todo, tiene cosas buenas y cosas malas. Evidentemente, ninguno de los dos es tonto y por lo tanto, ya saben bastante del valencianismo pero tal vez jamás lo entiendan como alguien que lo ha mamado desde pequeño, pero experimentar un sentimiento desde la infancia no es imprescindible para gestionar bien. Y ahí es donde entra el concepto 'desapego' entendido como alejamiento, no como falta de interés.

El desapego y la distancia les han venido bien a Mateu y Murthy para decidir en frío y sobre todo, para decidir sin tener en cuenta presiones del exterior. No conocer el valencianismo en primera persona te puede llevar al error de las entradas, pero esa distancia te hace inmune a los chantajes y en Valencia, como todos sabemos, 'haberlos haylos'. Conozco presidentes que han tragado y sus decisiones han estado mediatizadas por el chantaje, y otros que no han tragado pero al no tragar, de alguna manera sus decisiones también han estado mediatizadas por el chantaje. Dicho de otra manera, 'vivir en otro mundo', tiene sus cosas buenas. Ser -del verbo ser- independiente a los chantajes, les permite decidir sin pensar en qué me dirán...

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