Fútbol y política

El problema de la injerencia entre un sector y otro no es nuevo

Una imagen de archivo de Gianni Infantino

Una imagen de archivo de Gianni Infantino / SD

Juan de Dios Crespo

Juan de Dios Crespo

Hace unas semanas hemos podido revisar imágenes envidadas desde lugares de Irán, donde muchas mujeres, de todas las edades, estaban reclamando mayor libertad para su forma de vestir y, sobre todo, apoyar a una de ellas, una joven kurdo-iraní que falleció por golpes de la llamada «policía religiosa» del país, que está ahí para controlar la legalidad del porte de la ropa adecuada, según su visión del Islam.

No tenía Masha Amini el velo puesto en su lugar, según esos controladores de la vestimenta y su muerte llevó a miles de mujeres a protestar, en una forma que no se había visto en ese Estado en años. No ha llegado a ser una revolución, porque los poderes tomaron rápidamente las calles , con el fallecimiento de otras 200 mujeres y muchas más encarceladas.

En el resto del mundo, se ha llevado a que se corten un trocito de pelo algunas actrices, políticas, pero no he visto una gran movilización, como la que se merecía lo acaecido en Irán. Tras ello, un grupo de ex atletas de la república islámica me contactaron para que intentara que la federación iraní de fútbol fuera expulsada del Mundial de Qatar 2022, que está a punto de comenzar.

El pasado 18 de octubre, remití, en nombre de ese numeroso grupo de iraníes, la mayoría dentro del mundo del fútbol, pero de otros deportes también. Se envió al Consejo de FIFA, el órgano que debía tomar esa decisión, para que la tomaran el día 22 de octubre, en su siguiente reunión. No ha sido el caso y no ha habido respuesta de FIFA, ni oficial ni extraoficialmente .

Era complicado que se decidiera en tan poco tiempo, pero este caso no ha acabado aún y estaremos trabajando en el mismo, no quizá para ya expulsar de Qatar 2022 a la federación iraní, sino a intentar que se suspenda su membresía en la propia FIFA y, asimismo, continuemos con el Comité Olímpico Internacional.

El problema de la injerencia de la política en el fútbol no es nuevo, sino que existe actualmente en una manera harto explícita. Por ejemplo, sabemos que España y Gibraltar no pueden jugar en los mismos grupos en ninguna competición de equipos nacionales en la UEFA, porque España, como Estado, no quiere que se produzca esa batalla deportiva. 

Lo mismo ocurre con Azerbaiyán y Armenia, que no compiten juntas o, ya antes de la guerra actual entre Ucrania y Rusia, estos dos países no se encontraban en grupos iniciales sorteados. Y no olvidemos que Israel, que siempre juega en Europa, en todos sus deportes, no solo el fútbol, y no en la que, por su posición geográfica, sería Asia.

Es decir que no podemos estar mirando de reojo lo que está ocurriendo y, con mi experiencia, por no decir edad, estas causas me parecen merecedoras de mi estudio profesional y de mi implicación moral y jurídica. Estoy, en estos momentos, estudiando cuales serán los próximos pasos para intentar que Irán pueda ser sancionada de forma adecuada por sus desmanes políticos.

Se me dirá que lo que se impide, de esa manera, es que los jóvenes deportistas son los que van a perder, al no poder participar en las competiciones en las que se han clasificado, y eso va contra el deporte y no sería justo para con ellos.

Sí, es cierto, pero también ocurre con Rusia actualmente e incluso deportistas individuales (en Wimbledon por ejemplo) y no solo los equipos y selecciones sufren sanciones. Lo que debemos ver es el largo plazo y, recordemos, cómo Yugoslavia fue sancionada en 1992 por la UEFA, no pudiendo participar en el campeonato de Europa de Naciones, dejando el puesto a los daneses, que estaban ya de vacaciones, en la playa o incluso a punto de casarse, siendo, al final, campeones de aquélla copa.

También podríamos decir que cuando se sanciona a un país entero por motivos de dopaje estatal, pagan justos por pecadores, pero esa idea se admite más fácilmente, porque es puramente deportiva, dopándose para ganar. Sin embargo, creo, cada vez más, que el deporte debe estar a favor de la mejora política, vinculando a ambos, siquiera a través de una sanción.

No hay ninguna posición fácil y seguro que habrá personas que encuentren puntos a favor y en contra de lo que expongo. El dilema existe, pero mi punto de vista está expuesto y así lo estoy llevando a cabo. Mientras, y a pesar de todo, hay que seguir en el tajo que es la vida y, esta vez recomiendo la última novedad literaria de Lorenzo Silva, ‘La Llama de Focea’ , otra aventura de los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro, que nos lleva a otros puntos de vista políticos, pero sin mezclar el deporte. Espero que lo disfruten como lo he hecho yo y cuídense ante el frío que, esperemos, llegue pronto, pero no mucho, porque la calefacción está cara...

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