Estupideces a cuenta del Valencia que se visten de verdades

¿Acaso es mentira lo que dijo Gattuso? Pues claro que no. Otra cosa es si debe meterse en una guerra que no le toca

Gennaro Gattuso, en rueda de prensa

Gennaro Gattuso, en rueda de prensa / Edu Ripoll

Toni Hernández

Toni Hernández

Nadie del Valencia se alegra cuando pierde el equipo y nadie del entorno del Valencia cobra por decir lo que piensa sobre el club o el equipo. Alrededor de estas dos verdades −que lo son aunque a los bandos no les guste− gira toda esa estupidez que rodea todo ahora mismo. Y todo es todo, sin excepción. Y esto es algo que a muchos nos está agotando. Que nos está sangrando hasta límites inimaginables. Y claro, aquí, como en cualquier otro aspecto de la vida, hay extremos. Extremos que todos conocemos. Porque, como un día dijo Pedro Cortés, Valencia es muy pequeña y nos conocemos todos.

Gattuso sabía lo que decía cuando dijo aquello de «a alguno de vosotros os gusta que las cosas no vayan bien. Cuanto más alborotado está todo, a alguno de aquí más le gusta. Es difícil de explicar». ¿Acaso eso no es verdad? Pues claro que lo es. Pero otra cosa es si él debería o no meterse en esa guerra. Porque no le toca. Y porque no la va a ganar. Y aunque es cierto que no habla del aficionado, sí que se busca al peor enemigo posible después de este: la prensa. Y lo dice un periodista. Y lo digo en un medio de comunicación de máxima reputación.

Yo tengo el mío y otros tienen los suyos. Aquí cada uno tiene sus intereses, eso no tiene ni debate. Y tampoco lo tiene el hecho de que a cierto sector le viene bien que las cosas se tensen, por más que muchos sigamos deseando que todo vaya bien. Porque al final eso es lo que todos deberíamos querer, ¿no? Porque al final eso es lo que quiere la gente. Esa misma gente que se pelea por estupideces y que compra nuestras guerras haciéndolas, lamentablemente, suyas.

¿A quién le gusta Peter Lim? ¿Quién está satisfecho con lo que viene pasando desde el verano de 2019? ¿Quién no quiere un Valencia fuerte, uno que gane y que juegue Europa siempre? ¿Quién no se da cuenta de que hacen falta un buen número de fichajes para poder estar arriba? Y… ¿de verdad es lícito pensar que alguien está cobrando por decir lo contrario? Es más, ¿quién puede decir que ha visto que se diga lo contrario? Y ¿dónde están? ¿Dónde están los valencianistas que se alegran cuando el equipo pierde? ¿Pero de verdad no vemos que estamos haciendo un ridículo espantoso? Y, de paso, dejando al equipo de lado.

Gattuso se pudo equivocar en la forma, pero no en el fondo. Ni en el objetivo de sus críticas. Porque −y no sé si nos hemos percatado de este detalle− no generalizó. No metió a todos los periodistas en el mismo saco, porque sabe que la cosa no es así. Pero, más allá de eso, en el entorno deberíamos aspirar a ser lo suficientemente listos −que no digo inteligentes− para aplicar nuestro propio criterio y no el de otros; el de otros que tienen las habichuelas en a saber dónde. Deberíamos obligarnos a aprender a separar los pensamientos ajenos de los propios cuando entran en juego las interpretaciones. Deberíamos enseñarnos a defendernos tanto de las manipulaciones veladas como de las más sutiles y a no permitir que la corriente nos nuble el juicio.

Hoy no voy a hacer amigos en ningún bando −labor en la que me estoy convirtiendo en un auténtico especialista−, pero es que tampoco es eso lo que busco. Yo soy del Valencia. Sonrío cuando gana y me entristezco cuando pierde. Así de simple. Y así de poderoso. Y es así desde que, hace ya una buena pila de años −pongamos unos cuarenta y ocho−, a los astros les dio por convertir al Valencia C.F. en uno de los motores de mi vida. Por lo que todo aquel que ose, de un modo u otro, ir contra eso, va contra mí. Y no lo voy a permitir. ¿Queremos ser del Valencia sin condiciones? Pues seámoslo, que es muy fácil. Porque ser así, después de todo, depende exclusivamente de cada uno de nosotros.

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