Suicidio o asesinato

El único poder de Baraja es elegir al menos ‘malo’ de una lista en la que solamente hay carne de cañón

Baraja da una indicación desde el banquillo

Baraja da una indicación desde el banquillo / F. Calabuig

Rafa Marín

Rafa Marín

Aunque con Lim siempre puede haber un escenario nuevo, el de este último día del mercado de fichajes es mucho peor que el peor de los previstos. Ni las previsiones más apocalípticas contemplaban que el máximo accionista iba a estrangular al Valencia CF a estos niveles. Y nunca como ahora ha estado más en el aire para qué narices quiere un club de fútbol. Lo único que está claro es para qué no lo usa, así que ya pueden las instituciones estar a la altura con alguien que demuestra por activa y por pasiva que no es de fiar. Antes de que se abra ese frente, sin embargo, el denostado management local apura las horas con la soga al cuello.

Desde que se cayó Rafa Mir, todo es improvisación, tiros al aire y una lista de saldos en la que el único poder de Baraja es elegir al menos malo. Y ese es Braithwaite, un fichaje imposible porque con el millón escaso que graciosamente concede el dueño no hay manera de encajar nada a menos que salga Castillejo, cuyo problema en contra de lo que se piensa no es la ausencia de ofertas.

A partir de ahí, ofrecimientos, sondeos al más bajo de los niveles, un acuerdo con el que quien más y quien menos se ruboriza y que el Pipo solo le encaja porque entre Alcácer y nada prefiere Alcácer, y el disparo de Yaremchuk. En manos de Corona, daño siempre colateral, lo que ha vuelto a pasar es de traca: ¡oh sorpresa, una planificación del todo desastrosa!. El grifo se cortó porque después de Cenk y de Pepelu no se colocó a Mamardashvili y desde entonces, el desastre. Baraja desesperado, una plantilla condenada a sufrir y todas las esperanzas puestas en un entrenador al que le faltan mimbres pero que aun así ha sido capaz de hacer un equipo mejor que el que él mismo salvó de que descendiera a Segunda. 

Explicaciones

Pase lo que pase en estas últimas horas, con un equipo de enviados especiales de SUPER en la sede de LaLiga para contar la información al instante, el bochorno ha sido infinito. Y no será en absoluto suficiente con que Layhoon y compañía salgan a poner la cara por su jefe. Si no lo hacen para explicar la verdad de Lim, mejor que se queden quietos.

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