Galimatías League

La política del deporte, y del fútbol, sobre todo, parece querer vivir (o sobrevivir) de los cambios

Juan de Dios Crespo

Juan de Dios Crespo

Me imagino que Ustedes ya lo saben, pero se lo recuerdo por si acaso, ya que se ha aprobado finalmente el nuevo formato de las competiciones europeas para los próximos tres años, 2024-27, plazo tras el cual se verá si se mantiene o se cambia de nuevo la fórmula mágica que dé más partidos y, sobre todo, más dinero a repartir entre los clubes de fútbol.

Adiós a la Champions League tal y como se juega ahora y bienvenida la ‘Galimatías League’, aunque quizá me pase un poco con el título, porque no es tan complicada pero sí que hay que pensar para estar al día de cómo se van a distribuir encuentros y, obviamente, los retornos económicos.

El punto más importante es que ya no habrá grupos como antes, sino otra clase de agrupaciones y una ordenación diversa. A ver si sé explicarme bien: en primer lugar, tanto en la Champions como en la Europa League (la Conference es similar, pero con alguna diferencia, por lo que lo dejaremos por hoy) se harán cuatro de nueve equipos. Hasta ahí, me dirán, es lo mismo o casi, con menos grupos, pero más escuadras solamente, porque en vez de 32 cuadros habrá 36 en esa fase final de las dos competiciones.

Sí, cuatro más entran, con lo que se contenta a más equipos. Pero, la idea es casi la de una Superliga, porque no solo se van a producir partidos en los del mismo grupo, sino que también contra los de los demás grupos. En segundo lugar, pues, serán ocho partidos, cuatro en casa y cuatro fuera, pero no contra los mismos, sino que se jugará (tras sorteo) contra dos del mismo grupo y dos de los otros tres grupos.

Así las cosas, ocho adversarios, ocho encuentros, pero sin ida y vuelta. La tercera pata es, claro está, cómo se determinan, uno, los equipos de cada grupo y, dos, los que vayan a jugar contra quien. Lo primero será por coeficiente, como hasta ahora y lo segundo por sorteo. Aquí es donde vamos a volver a hablar de ‘bolas calientes’, porque pueden existir grupos mucho más difíciles unos que otros.

Y, cuarto punto, también por sorteo: quien juega en casa o fuera, y contra qué adversario... Aquí, otra vez, será complejo, porque la estadística es evidente: se gana más veces en casa que fuera. Por lo tanto, nos podemos encontrar con sorpresas. Como ven, lo de galimatías no era una broma por mi parte, sino que me ha costado y, espero que lo hayan entendido. De todas formas, una vez comience, ya nos acostumbraremos y lo sabremos de memoria, pero, en un instante inicial, parece complejo.

¿Por qué, me dirán, se ha hecho este cambio tan drástico, sobre todo cuando hablamos de jugar fuera o en casa, además del sorteo con equipos de otros grupos, etc…? El mayor número de escuadras, con cuatro más, permite invitar a la gran mesa a otros; luego, los dos partidos más, como mínimo, dan ocho en vez de seis, con lo que más dinero entrará, por taquillas y por televisión y, tres, porque se ha querido dar cabida a un a modo de Superliga, sin serlo.

Pero, no me debo olvidar que, después de la fase de grupos, con los puntos que se tengan, habrá que ir ya a las eliminatorias directas. Los ocho primeros con más puntos (ojo, no en los grupos, porque no son tales, sino en general (de ahí que parezca una liga sin serlo) pasarán a los octavos de final, y los clasificados entre el 9 y el 24, jugarán una ida y vuelta para pasar a esa siguiente fase, donde los ocho vencedores se encontrarán con los ocho primeros que ya estarán esperándoles. Y, entonces, ya se vuelve a la normalidad, de octavos a cuartos, semi y final. Aquí ya no hay lío, aunque podían haberlo hecho…

En definitiva, que nos encontraremos con tres competiciones europeas con más equipos en las fases finales, con más partidos, con unos sorteos de adversarios y de campo que darán que hablar y con un intento de contentar a quienes le solicitan, año tras año, a la UEFA, que reparta más.

Para llegar a esa fase de grupos, habrá que batallar, entre los equipos de menos enjundia deportiva, que seguirán teniendo partidos de clasificación anteriores, esperando alcanzar el Nirvana europeo. La política del deporte, y del fútbol, sobre todo, parece querer vivir (o sobrevivir) de los cambios, en un mundo en el que el statu quo no es bien recibido y donde se ha de progresar modificando, incluso lo que parece funcionar razonablemente bien. 

Estos son los tiempos que nos han tocado vivir, pero hay que acomodarse a el los o, como los dinosaurios, desaparecer y, cuidado, los babyboomers no queremos dejar aun el escenario, así que nos adaptaremos a todo, como lo hace la humanidad desde siempre. Es un buen momento para recomendar los ‘Relatos de diez mundos’, del legendario Arthur C. Clarke, escritos en los años sesenta del siglo XX, pero que anunciaban ya algunos cambios que estamos viviendo, y otros que, todavía, están por llegar. Disfrútenlos y cuídense.

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