Investidura

Sánchez es tan español como usted

Solo la amnesia conservadora obligó al candidato socialista a recordar con elegancia que el voto es la máxima forma de participación por encima de las manifestaciones

Matías Vallés

Matías Vallés

No estaríamos aquí de no haber fracasado la derecha en sus objetivos del 23J, y de no haber sido derrotado Feijóo en septiembre por su incapacidad de reunir apoyos. El primer responsable de la

es el presidente del PP, por lo que el ahora aspirante se sintió obligado a señalar que la esencia del levantamiento de las derechas consiste en que "no aceptan el resultado electoral". Solo la amnesia conservadora obligó al candidato socialista a recordar con elegancia que el voto es la máxima forma de participación por encima de las manifestaciones, aunque a los jueces les cueste admitir que solo disponen de una papeleta. Y de ahí que el aspirante de un partido republicano se vea obligado a una declaración de pureza de sangre. "No somos menos españoles que ustedes", una reivindicación que hubiera pecado de insólita en tiempos menos revoltosos.

, aunque se dedicó a esta agradecida tarea durante ochenta minutos, hasta que abordó "la agenda del reencuentro" con Cataluña. Debe ser la primera vez en semanas que disfruta de una hora y media sin hablar de la amnistía, según confirman sus ojeras reveladoras. Tuvo la inteligencia dialéctica de cargar frontalmente contra la ultraderecha, "se les va a hacer muy larga mi intervención", en lugar de defender

. Se presentó como un candidato elegido de antemano. Sellaba así la evidencia de que el auténtico partido se libra entre los 350 diputados del Congreso, por mucha tensión que desborden las aficiones respectivas en las jornadas previas.

Con la amnistía sucede como con el aborto, el mejor argumento a favor son las personas que están en contra. De ahí que Sánchez dedicara más tiempo a desfigurar a los enemigos de la ley por su currículum estatal y autonómico, que a defender la norma jurídica que ha abrazado. En primer lugar, porque no la ha abrazado. El problema del candidato socialista es que debe convencerse a sí mismo de un perdón a los independentistas catalanes que no figura en su código genético. Su verdadero argumento, repetido ahora mismo, es "hacer de la necesidad, virtud". Un estoicismo forzado, sin convicción pero ganador.