Corazón partío

El caso de Rubén Neves, jugador ahora del Al Hilal saudí, ha saltado a la palestra. ¿Vendría en el mercado de invierno al Newcastle? La pregunta no es baladí, ya que los dos clubes son del mismo propietario

Rúben Neves, jugador del Al-Hilal

Rúben Neves, jugador del Al-Hilal / SD

Juan de Dios Crespo

Juan de Dios Crespo

No nos vamos a poner a cantar la canción de Alejandro Sanz, sino a analizar lo que ha ocurrido esta semana en la Premier League. Como verán, no se trata de desamor sino de dinero, lo que cada vez es más común en el mundo del fútbol. Y es que los equipos de la Premier League tenían una reunión en Londres, con el fin de votar varios puntos, pero sobre todo dos, respecto del funcionamiento de la competición, tanto desde la vertiente deportiva (los préstamos de jugadores) como la económica (el control de los patrocinadores “amigos” de los dueños de los equipos).

En el primero de los casos, el más sonado porque lo deportivo tiene mayor relevancia, al menos mediática y para los aficionados, es el de los préstamos entre clubes con los mismos propietarios, lo que, para algunos, facilitaría la merma de la competitividad entre equipos, ya que algunos podrían estar “escogiendo” futbolistas, según necesidad y antojo, algo parecido a lo que ocurre con la NBA, donde algún baloncestista no sabe dónde irá y, a veces, está en tres clubes en un día.

No hemos llegado a tanto, de momento, pero el caso de Rubén Neves, jugador ahora del Al Hilal saudí, ha saltado a la palestra. ¿Vendría en el mercado de invierno al Newcastle, ya que éste necesita reforzar a su mediocampo? La pregunta no es baladí, ya que los dos clubes son del mismo propietario, el fondo saudí y ahora que los ingleses han perdido a Sandro Tonali por la sanción que le ha sido impuesta respecto del caso de las apuestas ilegales, se rumoreó esa posibilidad.

Ante lo que podría llegar, la Premier League decidió tomar la delantera y reunirse para discutir este tema, porque algunos clubes estaban que trinaban por lo que pudiera pasar. Los votos necesarios para que un cambio reglamentario se produzca son catorce, y parecía que se tenían todos ellos. La reunión se hizo en el hotel Churchill de la capital inglesa, y solo el nombre ya nos recuerda el lema del famoso político durante la segunda guerra mundial: sangre, sudor y lágrimas.

Eso es lo que, al parecer, ocurrió en el hotel, porque no salió la votación que tenía que prohibir esos préstamos entre propietarios. Fue tan secreta que algunos periódicos, la mayoría, indicaron que fueron 13, a uno de los necesarios, y otros solos 12, los votos favorables a la prohibición.

Sea lo que sea, las fuentes parecen todas decir que los siete u ocho contradictorios son todos equipos que están en manos de multi-propietarios o, al menos, de Estados, lo que llevaría a entender que existen dos claras facciones en el fútbol inglés y que no va a ser fácil que se encuentren en un punto común.

En el caso de Neves, al final parece que el jugador no quiere cambiar el desierto saudí por la niebla del norte de Inglaterra y se quedará, porque no olvidemos que, a pesar de tener los mismos o similares dueños, quien decide siempre es el futbolista y, si no quiere ser traspasado o prestado, no lo será.

Esta posición político-social-deportiva de dos bandos diferenciados también se repitió en otro asunto, para mí incluso más importante que el primero, que era deportivo, porque se topa con la economía del deporte y, en consecuencia, con las posibilidades de obtener más o menos ganancias que permitan mejorar lo primero, el equipo.

Se trataba de ver si se ponía freno a los patrocinios a los clubes por empresas, por decirlo finamente, “amigas” de los dueños, lo que en realidad es que tienen lazos, más o menos claros, entre ellas y permite circunvenir al fair play financiero que, en principio, es el que permite la igualdad o la menor diferencia entre competidores.

Sin embargo, aquí también se perdió, por el mismo número de votos, que no permitió alcanzar la mayoría requerida de 14 y, por ende, no se pudo aprobar la fórmula de control que querían los clubes no-multipropiedad o con dueños Estados. Y es que es más fácil disfrazar unos patrocinadores cuando no son los directos, sino los indirectos, amigos, primos o familiares de más grado, económico o incluso auténtico, en los casos de familias reales…

En fin, que el intento de proteger al fútbol inglés, sacrosanto, no se ha obtenido y, además, recordemos que el 21 de diciembre próximo se tendrá la sentencia sobre la Superliga, de la que, a pesar de haberse retirado por la presión de los aficionados, los seis clubes de la Premier que la conformaban aún están en la misma, como socios de esa Sociedad Limitada madrileña. Así las cosas, hay una doble baraja que espera la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Eso es lo que hace de estos momentos algo muy especial y que, con esos votos, permiten conocer por dónde van unos y otros. Nosotros vamos hacia algo de frío y, espero, lluvia, que es necesaria. Mientras, una recomendación, como es la imaginada, pero documentadísima, aventura de Isabel Soler, “Magallanes & Co.”. Disfrútenla y cuídense.

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