Puede pasar de todo, pero que no pase nada

Que habiendo fair-play disponible no se vaya a fichar es un auténtico suicidio. Y ojalá que no haya que despedirse de nadie

Javi Guerra

Javi Guerra

Rafa Marín

Rafa Marín

El mensaje desde Singapur es tan claro y contundente que no queda otra que cruzar los dedos, además muy fuerte, para que la plantilla del Valencia se quede como está. Todo lo que sea un mercado enero sin echar en falta a nadie será un éxito. Y es que el hecho de que Lim tenga fair play disponible pero aun así no quiera fichajes es un auténtico suicidio, máxime con lo cogido con pinzas que anda Baraja.

Un drama que deja sin argumentos al más pintado y ante el que son imposibles los equilibrios con los que justificarse, léase la cesión de un canterano del Castilla. Por mucho empeño que tenga la jefa, incluso por bien que se llegue a trabajar, aquí puede pasar cualquier cosa, un mensaje profundamente interiorizado por todos los que tienen algo que ver en el día a día del club. Especialmente el míster, quien mejor sabe lo muy al límite que están sus futbolistas, entre ellos el capitán Gayà.

En vísperas del Girona, qué remedio, al Pipo va a tocarle capear el temporal de las preguntas sobre refuerzos en rueda de prensa. Paralizado el tema deportivo, y sin mayor aspiración que llegar a final de temporada con la permanencia asegurada, es imposible no fijar la atención en el estadio y en la ausencia de una respuesta oficial a la postura fijada desde el Ayuntamiento. Es, desde luego, el tema realmente caliente de la Junta, no tanto porque los accionistas tengan capacidad para influir como porque es la ocasión perfecta para vestir un mensaje que no tendría que ser otro que el inicio de las obras en el Nou Mestalla.

Todo lo que no sea eso significará el punto final a una historia en la que esta vez no es la ciudad quien parece ir a remolque. Baraja, los chavales, el escudo y los que con mayor o menor acierto lo defienden. Es lo que hay con un Valencia que, aun así, sigue siendo la única entidad deportiva capaz de movilizar en el cap i casal a más de las 33.000 personas que tomarán el domingo sus calles. Hay ganas de Maratón. Y de fútbol.

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