Caso Pinochius: que sigan los ofendiditos

Es cierto que Baraja apostó por la cantera porque no le quedó otra. Pero había que hacerlo y él lo tuvo claro, sin que le temblara el pulso. Ése será siempre el principio de su historia como entrenador del Valencia CF. Un periodo en el que con el impulso de los que sienten el escudo consiguió primero eludir el descenso al que Lim había condenado al club. Y con el que ahora va derecho a confirmar una permanencia que a poco que el máximo accionista quisiese sería algo más.

En vísperas del reencuentro con Bordalás, que está bien que saque pecho pero tampoco mucho después de que en la rueda de prensa de su despedida desperdiciase su crédito, el Pipo habló de que «mirar para arriba pasa por sumar» y eso es un mensaje que vuelve a honrarle. Nada de excusas, nada de limitarse al listón que le marcó públicamente la propia presidenta y nada de lamerse las heridas tras las últimas derrotas o los apuros en la Copa.

Los jugadores de la Unidad A están al límite y, aun así, exigencia máxima. Que ninguno se pueda esconder. Es el camino, sin duda, para continuar creciendo. Y al mismo tiempo para anticiparse a cuando el Valencia CF deje de ser de Lim. Y es que el futuro pasa por invertir en lugar de por descuartizar y hacer caja con los canteranos que siguen brotando del buen trabajo que a pesar de todo se sigue haciendo en Paterna. Toque mirar hacia arriba o hacia abajo, en el horizonte se vislumbra una luz y eso es gracias al Pipo, pero también a todos aquellos que con más o menos pomposidad pelean porque así sea.

Incluidos humildemente los que no se han arrugado en la batalla contra el montaje de Pinochius, una estafa a prueba de ofendiditos a los que el tiempo está poniendo en su sitio. Que la Fiscalía haya pedido el archivo de la investigación es la demostración de la pasada de frenada de LaLiga y el resto de actores en esta truculenta historia que todavía solivianta a los que solamente buscan que carnaza.

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