Baraja, Mestalla y unos jugadores ‘pesadísimos’

El Pipo sabe cómo esconder los defectos de la plantilla y sacar al máximo las virtudes

El Pipo tiene a la plantilla enchufada

El Pipo tiene a la plantilla enchufada / JM. LÓPEZ

Pablo Leiva

Pablo Leiva

El Valencia es lo que es. Un equipo con carencias, con mil defectos, pero en el que van todos a una. Y en el fútbol a veces la lógica no se impone, sino que la gente es capaz de darle la vuelta a situaciones como la que vivió ese vestuario hace un año. O mejor dicho, como la que vivió un vestuario parecido en el que Baraja detectó rápidamente los malos. Cuatro o cinco jugadores algo ‘molestos’ para el bienestar colectivo ya no están y más allá del nivel global ese vestuario cree verdaderamente que mañana juegan la final de la Champions y la pueden ganar.

Obviamente es una hipérbole, pero Baraja ha hecho posible lo imposible. Levantó al equipo después de una racha horrible que culminó con aquel desastroso partido en Getafe sin disparar a portería. Pero después del día del Coliseum Alfonso Pérez, el cuadro valencianista levantó cabeza. Escondió sus defectos y además fue recuperando poco a poco jugadores para la causa. El primero de ellos Guillamón. El centrocampista ha sido uno de los responsables de la mejoría. Pero por el camino, Canós fue respondiendo como ante el Rayo, Yaremchuk también apareció, Diego López no bajó el ritmo, Hugo Duro ya va por los 9 goles. Y hasta Foulquier se viste de Cafú (otra vez tirando de hipérbole) para parar a uno de los extremos en mejor forma de LaLiga: Nico Williams. Todos suman y nadie resta. Incluso en días difíciles como el de ayer, con la resaca de la derrota en Copa contra el Celta.

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