Lim está de vuelta y preparando su salida

A Lim le da igual Europa que no Europa. Estar en Primera que en Segunda. Mundial que no Mundial. Mestalla que un ‘Tholos’ con vistas

Una de las figuraciones del Nou Mestalla

Una de las figuraciones del Nou Mestalla / VCF

Rafa Marín

Rafa Marín

No hay gestos y si los hubiese ninguno hablaría tan claro como los hechos con los que un día tras otro se demuestra que Lim está de vuelta y preparando su salida. Hechos tan irrefutables como los 15 millones sin usar del límite salarial cuando el Valencia CF está jugándose el sueño de volver a Europa. No es la soga de LaLiga y su fair-play la que aprieta sino la de un máximo accionista al que no le preocupa el medio ni el largo plazo, solo el corto. Baraja pudo decirlo más alto pero no más claro: se antepone lo económico a lo deportivo. Hechos, siempre hechos. Y negocio, solo negocio. Da igual Europa que no Europa, Primera que Segunda. Por eso Lim no ficha, por eso ha desguazado la plantilla, por eso está colando un ‘Tholos’ con vistas. No hay más ciego que el que no quiere ver y ante eso no queda otra que tener bien abiertos los ojos y actuar por el bien del club y la ciudad.

En puertas del envío de una nueva remesa de documentación con los formatos FIFA, la única vía en la carrera por la sede del Mundial debe ser estirar los plazos al máximo pero sin favorecer ni facilitar a Meriton absolutamente nada. Mientras que sea así bien poco hay que reprocharle a las instituciones, como tampoco al presidente de la Federación Valenciana de Fútbol y probable futuro de la española. Aunque sea uno tan mal parido como este y a cambio de partidos con teloneros, que el Mundial es bueno es tan cierto como que lo sería mucho más la marcha de Lim. O un estadio en condiciones. Y es que, para reanudarse de cualquier manera después de 15 años, mejor que siga parado. Más allá de la política, y teniendo en cuenta lo compleja que es la encrucijada, la protesta del día 2 será un termómetro, al estilo de nuestra encuesta la semana pasada, de lo que piensa la afición. Y cualquier protesta debe ser cívica, por supuesto, pero también lo suficientemente contundente y multitudinaria para que se vea y oiga lo mucho que hay que decir. 

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