Siempre nos quedará Mestalla... (o no)

Un almuerzo con amigos en ‘Casa Mundo’, rodeado de símbolos que reflejan la grandeza del Valencia CF desde aquella maravillosa década de los años 40, debería bastar para unirse sin condición a cualquier conspiración contra Peter Lim

Los aficionados de Mestalla reclaman la acción del penalti sobre Foulquier durante el Valencia - Sevilla

Los aficionados de Mestalla reclaman la acción del penalti sobre Foulquier durante el Valencia - Sevilla / JM LÓPEZ

Pascu Calabuig

Pascu Calabuig

Un almuerzo con amigos en ‘Casa Mundo’, rodeado de símbolos que reflejan la grandeza del Valencia CF desde aquella maravillosa década de los años 40, debería bastar para unirse sin condición a cualquier conspiración contra Peter Lim. O lo que es lo mismo, para abandonar sin más tiempo que perder toda posición que no sea clara y rotunda frente a los enemigos del valencianismo, Meriton Holdings. En cuestión de diez años, la filosofía del negocio por encima del deporte impuesta por Lim y Mendes ha arrasado con todo. Como el caballo de Atila, rey de los Hunos, que por donde pisaba no crecía la hierba. Mientras no nos dejen en paz, la esperanza de ver un día un Valencia campeón, como el de Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza, nos ha sido arrancada a golpe de desastres, ridículos, mentiras y ventas de jugadores. Atila Lim lo ha aplastado todo... Bueno, casi todo. Como leemos de la brillante mano de Vicent Chilet, siempre nos quedará Mestalla. Rubén Baraja y su joven equipo han recuperado el orgullo de poder sentirse grandes, al menos, un par de veces al mes. El coliseo de la Avenida de Suècia es donde en los últimos 14 meses Real Madrid, Barcelona o Atlético han mordido el polvo. Nuestro ‘Templo’ es también el lugar en el que la afición comenzará verdaderamente a recuperar lo que es suyo. Como digo, siempre nos quedará Mestalla... si es que no les permitimos que nos lo cambien por un ‘Tholos’ griego.

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