Una ecuación con muchas incógnitas

Primer entrenamiento de Miñambres en la Ciudad Deportiva del Levante

Primer entrenamiento de Miñambres en la Ciudad Deportiva del Levante / SUPERDEPORTE

Juanma Romero

Juanma Romero

Ferrol puso el punto y final a la era de Calleja al frente del Levante. En esto del fútbol ya es difícil que uno pueda sorprenderse por algo, pero sí es cierto que para un servidor la noticia llegó algo a contrapié. No tanto por el hecho de la decisión, sino por el momento. La destitución de Calleja, como la de cualquier otro técnico, transmite una pérdida total de confianza en su trabajo y por ende en los resultados que pueda conseguir. La sensación desde fuera es que esa fe en el entrenador madrileño se había perdido hace tiempo, y que el botón no se había activado por ese temor a saber si este revuelco iba a causar un efecto positivo o negativo. Creo que también el tema económico ha sido capital y por supuesto, valorar también el coste adicional que hubiera supuesto traer a un sustituto. Con todos estos condicionantes y visto el plan previsto hasta final de temporada, la resolución ha llegado tarde. Ha habido fechas anteriores, con motivos más que sobrados para haber abordado este gran viraje. La derrota en casa frente al Racing pudo ser ese momento. Es imposible predecir cómo estaría ahora el equipo, pero los puntos perdidos ya no tienen opción de volver. Sin ser amigo de lo impulsos, la reflexión se ha demorado mucho y aunque aún hay espacio temporal para recuperar el terreno perdido, el margen cedido es muy grande. 

Temo por el cambio y no porque confíe más o menos en Felipe Miñambres, sino porque en los ejemplos más recientes la cosa no resultó. El despido de Paco López no evitó el descenso, el cese de Nafti no devolvió al Levante a Primera División. Justamente, otro de los interrogantes que me asaltan es que en su momento Paco López, y en el actual curso, Calleja, no tuvieron solidificada la confianza en ellos al 100%. Craso error. Una apuesta que no goza de un respaldo absoluto al final se desmorona. El Levante tuvo tiempo para pensar si realmente el ascenso se fulminó frente al Alavés con aquel macabro penalti, o si, se había perdido antes. La dinámica desconcertante que llevó el equipo el año pasado, tuvo continuidad en el actual, con el agravante de contar con una plantilla de menos pedigrí. Suena a ventajista, pero son esos pensamientos que creo que cualquier aficionado puede tener ahora mismo y que es justo sacarlos al debate público. Un acto de sinceridad nunca viene mal.

Felipe Miñambres debutará este sábado frente al Andorra. Toda la suerte del mundo. Su papel ahora cobra mucha más relevancia que cuando ejerció de interino entre Naffi y Calleja. No deja de ser curiosa la coyuntura que se ha dado pero la evidencia sí es bastante diáfana y que el leonés se ha quedado ya sin escudo protector. Como máximo responsable deportivo, sus apuestas no han resultado, y ahora toma el volante de un proyecto deportivo que debe reconectar con la gente y con su identidad. Nada fácil para un profesional con una experiencia que no ha escrito demasiadas líneas. La línea consecuente nos hubiera llevado a un cambio mucho más voluminoso que el de Calleja y en el que Felipe también se hubiera visto involucrado. De nuevo se ha optado por una decisión que huele a medio camino de la firmeza y la duda. Esperemos que ahora salga bien, el apoyo nunca lo van a perder, pero luego habrá que rendir cuentas. Ojalá que sea para algo bueno, pero también deberán prepararse los que deciden, para hacerlo si el plan no funciona. Cuestión de responsabilidad.

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