Mestalla no necesita ninguna ley ‘mordaza’

Una cosa son las líneas rojas y otra que a una afición que no es racista se le coarte el derecho a expresarse con toda libertad

Pancarta instalada por el club contra el cierre de su grada de animación

Pancarta instalada por el club contra el cierre de su grada de animación

Rafa Marín

Rafa Marín

Es de agradecer que LaLiga se preocupe tantísimo por el partido contra el Real Madrid, por más que sería mejor que también lo hiciese por la gestión de Peter Lim, la manifestación del sábado convocada en su contra o la desaparición del sonido ambiente en las retransmisiones.

Y es que Vinicius y la maquinaria de Florentino le han hecho daño no solo al Valencia CF y a nuestra ciudad sino a la competición en sí y hasta a todo un país. Es normal, por tanto, el celo en que ningún cafre cometa ninguna cafrada que sea munición para otros millones de cafres de Rio de Janeiro o cualquier parte del mundo mundial. Sin embargo, ese celo llega a ser en exceso y peligroso porque legitima un relato falso en el que Mestalla y sus aledaños pasan por sospechosos de algo que no son.

Y eso es inadmisible. Aunque la política de comunicación de Meriton siga discriminando a los medios locales e independientes, es de justicia reconocer todos los días la valentía del club con Netflix y la manera en la que desde el primer momento ha gestionado la crisis. Y es de justicia reconocer también cómo se ha ido surfeando la ola de las presiones, especialmente desde la llamada al orden por el comunicado posterior a la ofensa en la gala del Balón de Oro.

De la filtración de una parte de la declaración de Vinicius en sede judicial ya había constancia en Mestalla desde hace tiempo, como si esa maniobra tan evidente fuese suficiente para no se sabe bien qué.

Un pellizco, como tantos otros, que ha derivado en presiones a la grada de animación para silenciar la canción satírica de la que aquí se informó en exclusiva y que hoy está en el aire. No hay que traspasar ninguna línea roja ni bajo ningún concepto amparar cualquier forma de racismo. Pero al escudo y a la ciudad hay que defenderlos y ni el valencianismo ni los valencianos son eso de lo que se les acusa. Que nadie pretenda amordazar a nadie para plegarse a los relatos que escriben en Madrid o Brasil.

Suscríbete para seguir leyendo