Hay que ganar

El Valencia y la ciudad se juegan mucho este sábado desde que el balón eche a rodar en la manifestación

Imagen de aérea del feudo de Mestalla

Imagen de aérea del feudo de Mestalla

Rafa Marín

Rafa Marín

El Valencia y la ciudad de Valencia tienen que ganar este sábado. No solo al Real Madrid, que ojalá también, porque aunque estos sean otros tiempos deportivos, la rivalidad es la rivalidad y Mestalla siempre está cuando toca. Hoy es un día para dar la talla desde que el balón eche a rodar con la manifestación en la Plaza del Ayuntamiento. Una protesta que tiene que ser cívica y respetuosa al tiempo que potente y multitudinaria.

Cuanto más de los dos últimos ingredientes, mucho mejor. Lim no dirá adiós porque se lo vuelva a pedir la calle ni ese es en realidad el objetivo inmediato que se persigue. Pero Lim se acabará marchando si las cosas van a su sitio y ahí el bloqueo político, con o sin ese Mundial en el que de momento las administraciones y la Federación se han quedado tiradas, es fundamental. El estadio es la única arma que queda dentro de la legalidad y la marea humana que recorrerá las calles del centro va a limitarse, que no es poco, a exigir que se cumpla primero con lo que se prometió en campaña electoral y después con las normas.

Aunque la sentencia del 6 de marzo puede suponer un vuelco radical, la unión es el único camino para afrontar cualquier resultado, incluso aunque sea el peor posible y equivalga a que el máximo accionista vuelva a disponer prácticamente de todo a su antojo. La guerra continúa y todavía quedan muchas batallas. Un frente mucho más importante que el del relato interesado a cuentas de Vinicius en el que medio mundo va a poner el foco a la espera de que alguien meta la pata.

El valencianismo no tiene que demostrar nada pero la oportunidad hay que aprovecharla para seguir cargados de razones en la verdadera cruzada contra el racismo, una lacra con la que nadie debería de jugar, ni Vinicius ni mucho menos el señor Florentino.

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