Opinión

El partido trampa terminó siendo trampa

Diego López durante el Valencia - Mallorca

Diego López durante el Valencia - Mallorca / Edu Ripoll

El parón de selecciones sirvió para coger oxígeno, para recargar las piernas y para tratar de pensar en positivo. Eso en algunos casos. En otros, más allá de la cara positiva como es meterte en la Eurocopa en el caso de Yaremchuk, la realidad es que el cansancio y el riesgo de lesión podía aumentar tras los encuentros con su selección. Y más con el fondo y forma de esos choques, que no eran meros amistosos como en otras situaciones. Con el ucraniano KO en los primeros minutos ante el Mallorca me vino a la cabeza eso de ‘partido trampa’. Que si el Mallorca estaba pensando en la Copa del Rey, que si en casa el Valencia CF es un equipo que estos partidos los está ganando... Al final, el resultado fue el típico día del Valencia que se complica él mismo. Porque más allá de hacer de nuevo un encuentro sólido en defensa donde Mamardashvili volvió a dejar la portería a cero, en ataque el equipo fue lo que pudo con Hugo Duro y las intentonas de unos jóvenes Fran Pérez y Peter Federico. Ambos lo intentaron de todas las maneras pero sin suerte. Y Baraja tampoco puede negar que los dos trabajaron. Pero el equipo llevaba tanto tiempo escuchando eso de que los 3 puntos contra el Mallorca ya los tenía en el bolsillo que con el pitido final de un Ortíz Arias enjugazado, que al final el punto supo a poco y más viendo que es una semana de oportunidad perdida. Las cosas como son. Ganar en Granada pasa de ilusión a obligación. Y no es negociable. 

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