Opinión

El objetivo del Valencia de Baraja no puede frustrar a nadie: sentido común

No podemos caer en la trampa de pensar que quedar octavos es un fracaso

Hugo Duro remata un balón contra el Mallorca

Hugo Duro remata un balón contra el Mallorca / EFE

El objetivo del Valencia de Baraja, dicho por el club y compartido por todos, era no bajar. La temporada está siendo de sobresaliente con los mimbres que hay, criticados por escasos y de mil carencias. Frustrarse por estar muy por encima de las posibilidades no lo entiendo. El “run run” de estos días tras el empate en casa contra el Mallorca me ha sorprendido por un lado y me ha molestado por otro. Porque, repito, no lo entiendo, no me cabe en la cabeza. Es como si de repente hayamos olvidado nuestro presente y pasado, como si diéramos por hecho que jugadores casi en edad juvenil (y algunos sin el casi) deban ganar todos los partidos, o como si otros siempre tuvieran que estar a nivel de selección española o del país que sea. ¿Que no se estuvo bien en la primera parte contra los de Aguirre? Evidentemente no; pero igual de evidente fue que en la segunda se hicieron méritos más que de sobra para haber podido ganar. Y eso sin entrar en el rival, al que se ha tildado poco menos que de banda pero el sábado juega una final de Copa, y que tiene algunos jugadores que pedíamos como básicos para nosotros mismos el pasado verano. De verdad que lo que está pasando estas semanas me supera. Y no sólo a mí. ¿Que se quiere cargar contra la propiedad?, normal, faltaría más. Estamos así por su culpa, por su única y miserable culpa. Pero lo de ir a por Baraja y el equipo a cuenta de una supuesta falta de ambición es pasarse el juego de una manera que no tiene cabida. Sí, somos el Valencia, y nuestra grandeza es la que es. Pero hoy en día somos lo que somos a nivel deportivo, y, repito, estamos por encima de lo esperado. Muy por encima.

“Al Valencia no le ha dado para ganar, pero has generado, has tenido oportunidades… creo que no debemos transformar cosas que vemos en algo negativo. Hoy juega uno, mañana otro, todos están en buena dinámica y no quiero que entre la frustración porque hayamos empatado contra el Real Mallorca”. Las reflexiones de Baraja después del partido del sábado eran claras y serenas, como siempre, y el mensaje era diáfano, porque sabe dónde está, sabe cómo somos; él mismo es uno más de nosotros, así que nada le va a coger desprevenido. “La temporada está siendo muy completa en todos los sentidos y no me gustaría que entráramos en la dinámica de que por empatar un partido nos frustremos y que se deje de valorar el esfuerzo que hacemos por competir en cada partido”, unas palabras que han encendido a parte del entorno. Me da que tenían ganas de encenderse con lo primero que pasara y esto les ha servido para hacerlo. El Valencia es un club muy grande, y este tipo de cosas hay que saber gestionarlas, de eso no cabe duda. El equipo debe seguir su camino y abstraerse porque, en caso contrario, puede entrar en un bucle que no interesa. Que sólo perjudica. En agosto, la defensa titular debía ser Thierry, Paulista, Diakhaby y Gayá, y el sábado sólo había uno de ellos. En 30 jornadas, sólo una vez se tuvo a todo el mundo disponible, y entonces fue cuando cayó Diakha. Y podría seguir con muchos más ejemplos ilustrativos como este. No podemos caer en la trampa de pensar que quedar octavos (ojalá acabemos más arriba) es un fracaso. De ser así, estaríamos siendo terriblemente injustos, no estaríamos viendo la realidad de las cosas, y nos estaríamos negando la posibilidad de disfrutar de lo que sí merece la pena disfrutar de este equipo.

Y una cosa más. Kiat Lim va a ser el nuevo hombre fuerte del Valencia, el representante de la propiedad y la persona con la que a partir de ahora se va a tener que despachar desde aquí. La prueba, la primera, es que ya ha habido una reunión con él en Singapur de la cúpula del “local management”, para tratar temas financieros y estructurales, especialmente la situación del Nuevo Mestalla y el convenio. Y esa, por lo visto, va a ser la pauta desde este momento. Aquí nos encontraremos con la doble versión de las cosas; me van a volver a caer palos e insultos pero es que es así. Por un lado renegamos de la autonomía de la gente de aquí, a la que vilipendiamos e injuriamos de un modo que para mí sobrepasa los límites de la permisibilidad, por más que siga la infame cantinela de que eso va con el sueldo y el cargo. Y, por otro, tampoco nos parece bien que el hijo del dueño herede una empresa de su padre, como pasa en cualquier parte del mundo. Cuando absolutamente todo te parece mal, todo sin excepción, es que el problema igual no es solamente lo que sucede. Pero, como eso tampoco se puede decir, lo dejo aquí. La alternativa, la única, la real de verdad, es que venga alguien y le compre a Meriton su más del 90% de acciones del Valencia, amén de hacerse cargo de la deuda y de la obra del campo. Lo demás son brindis al sol cada vez más desfasados. Todo lo que pido mientras eso no suceda es que la propiedad actual esté a la altura del club, ni más ni menos. Y se pueden hacer ambas cosas a la vez, que nadie lo dude. El problema viene cuando, a la hora de expresarte, te frena el hecho de que alguien pueda pensar que no sigues con el relato esperado y te acuse de blanqueador. Cuando algunas cosas, por “el qué dirán”, te las callas. Ahí. Ahí es cuando se pierde la razón, la objetividad y el sentido común.

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