Opinión

La decisión del Pipo que cambió el rumbo del club

Baraja durante un partido del Valencia esta temporada en Mestalla

Baraja durante un partido del Valencia esta temporada en Mestalla / JM LÓPEZ

La temporada de Baraja es de diez. Independientemente de si el Valencia juega o no la UEFA Conference League la próxima temporada. No seré yo quien se lo exija al Pipo. Llegar a ocho jornadas del final del campeonato con opciones reales de clasificarse para Europa es un todo éxito. Porque nadie se lo esperaba. Empezando por Layhoon Chan. Para la presidenta el objetivo después de la confección de plantilla era evitar el descenso a segunda. Así lo dijo en aquella autoentrevista. Sobran los motivos para darle las gracias a Baraja por todo lo que está haciendo. Ha revalorizado la plantilla, ha recuperado la conexión con Mestalla, ha devuelto prestigio a la ‘marca Valencia’, se ha convertido en el mejor portavoz posible del club, ha limpiado el vestuario y ha armado un equipo ultracompetivo con sus armas y sus carencias que aspira a Europa. Al Pipo hay que agradecerle su decisión atrevida de asumir la responsabilidad del banquillo al borde del caos, pero sobre todo hay que aplaudirle su valiente decisión de apostar por los jóvenes. Aquella decisión cambió el futuro del club y puso la primera piedra hacia un Valencia mejor. Baraja sentó a algunos pesos pesados y encontró en los canteranos la solución a la falta de inversión de Peter Lim y los desajustes en la planificación de la plantilla. Un año después, esos niños son ahora la base de un equipo que mira con ambición a Europa y desafía la dejadez y el conformismo del máximo accionista. Ojalá le dejen trabajar. Y crecer. 

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