Hay cosas que no tienen explicación y seguramente en esa categoría entre lo que ayer sucedió en Mestalla. No parecía, desde luego, un partido fácil. El Granada dista mucho de ser el grupo de amiguetes del Lille o el equipo crepuscular en que se ha convertido el Español. El Granada no está ahí arriba por casualidad. Son un conjunto de fieras que saben muy bien lo que hacen y, de paso, juegan fenomenalmente al fútbol. La horma del zapato del Valencia CF de los últimos años, vamos. Con lo que no contaba nadie, y menos el entrenador visitante, era con el nuevo Valencia. Cualquier parecido con el equipo conformista, complaciente y simplemente reactivo que llevamos viendo varios años, pura coincidencia. Ayer, por fin, se vio a un grupo de futbolistas que saltaron al campo a disputarle cada metro, cada salto, cada pelota suelta al rival. Y la diferencia la pusieron los que la tienen que poner.

Parejo

Preguntaba Juanma Romero en la 97.7 que qué más tenía que hacer Parejo Ayer tuvo la respuesta. Esa exhibición. Justo que lo que llevaba toda la temporada sin mostrar. El recital fue histórico, en especial cuando se fue del campo Kondogbia De un plumazo se esfumó el Parejo lento, impreciso y aturullado que vimos en los partidos contra el Lille y en casi todo lo que llevamos de campaña. Ayer manejó la batuta con brío, jugó por fin al primer toque, le dio tensión al contragolpe y culminó una tarde sensacional levantando a la grada de Mestalla en un galope como una fiera en la presión al portero rival. Parecía estar disputando una final, dejándose la piel como si no existiera el mañana. Dónde estaba este Parejo es algo que solo él nos podrá contestar, pero a este Parejo, querido Juanma, no hay seleccionador que lo deje fuera de la lista.El Granada

Quien no haya visto el partido, que lo vea. Porque eso es fútbol. El Granada, igual que el Getafe, no especula. Sale a buscarte, a retarte. Por añadidura, está espléndidamente organizado, confía en su sistema y no se descompone. Y no para de correr. En Francia, le daría guerra al PSG. Son el fútbol de ahora, pero bien entendido. Para ganarles, o tienen un mal día, como les sucedió hace nada contra la Real, o te tienes que poner a su altura. El Valencia, contra todo pronóstico, lo hizo. Y además desde el primer minuto. Demostrando que carácter a sus futbolistas no les falta cuando no se les ponen trabas desde la pizarra. Y el resultado fue un fútbol espectacular, más propio del toma y daca sin coger prisioneros de un Mundial que de una mera disputa por tres puntos típica de un campeonato liguero.

La diferencia

Con el paso de las jornadas, se confirma que cuenta el Valencia con lo que casi todos quisieran y casi ninguno tiene: pólvora arriba. Gómez, Rodrigo y Ferrán forman una tripleta que ya quisieran para sí el Madrid o el Barcelona, por no hablar del Atlético, que hace el ridículo por Europa con Costa, Félix y RodrigoAtléticoEuropaCostaMorata Pero es que, además, Gameiro está, a pesar de sus continuos parones por lesión, más fino que nunca y si Parejo consigue asomarse a la línea de tres cuartos como hizo ayer, tras varios meses de no alcanzarle el resuello para esas lides, la conjunción de talento es descomunal. Asumida esa feliz realidad -en la que algo tendrán que ver Meriton y Mendes, digo yo-, únicamente queda por conseguir que el equipo sea capaz de jugar siempre, o al menos casi siempre, del mismo modo que lo hizo ante el Granada. En tal caso, the sky is the limit.

Los extremos

En esta resurrección tienen un valor incalculable los extremos. Porque, además, con un Parejo rápido e inspirado, los balones en diagonal son un regalo para cualquiera que sepa aprovecharlos. Ferrán ha explotado definitivamente. Liberado de las cadenas a las que le tenía atado Marcelino, que lo había convertido en un futbolista cada vez peor, el chico se atreve ya con casi todo. Ayer, ante un Granada que no da un solo metro de distancia, lejos de amilanarse se vino arriba y culminó su recital con un golazo espectacular. Por el otro lado, pocas cosas le han venido mejor al equipo que la lesión de Cheryshev, convertido ya en el engañaperiodistas del año. Vallejo podrá no ser un primer espada, pero aporta en conjunto mucho más que el ruso y, de repente, el Valencia defiende y ataca por los dos costados. El equipo se equilibra en defensa porque los laterales no sufren un dos contra uno permanente y sale despavorido al contraataque porque aquí ya no se regatean esfuerzos. Esos paseos de Cheryshev tras su carrerita de turno no caben en un equipo ganador. Ante el Granada corrieron todos. Todo el tiempo. Así da gusto. La afición se frotaba las manos y no fue para menos.