¿Se nota la descompresión después de haber terminado el Circuit Bancaixa?

—Siempre se nota. Baja un poco la tensión. Yo mismo no quiero estar con la tensión psicológica de las últimas dos o tres semanas de competición. Pero no me duele nada, no he parado de entrenar, y mi obligación es venir el sábado a jugar el Gran Premi Elmusa, que todavía me motiva más para el Trofeo Universitat. Tenía partida en Massamagrell y he decidido descansar. Estoy motivado, y jugaré mientras aguante el cuerpo, que espero que sea mucho. A partir de ahora, lo que venga, bienvenido sea.

—Parece que van a reservarle para las mejores citas...

—Es que no puedo estar siempre al cien por cien. Quería jugar en Massamagrell mañana -por hoy-, pero vengo de jugar el sábado, iguales a 55, partidas pesadas, y es normal que físicamente baje un poco. Y yo también quiero bajar, porque la temporada es muy larga, llega el verano, viene la Copa Diputació de València, el frontón... Y ya tengo una edad. Además, ningún atleta puede estar los 12 meses del año al cien por cien.

—¿Se ve con opciones en el Trofeu Universitat de Valencia?

—Es un equipo de garantías, me gusta jugar con Jesús y Tomàs II. Vamos a afrontar el torneo con ilusión, como lo que es, uno de los más importantes. Si perdemos, bueno, la contra es muy buena. Pero hay que jugar, a ver qué puede pasar el sábado.

—Ha vivido medio Circuit Bancaixa con un dedo muy tocado ¿sigue sufriendo, o ha mejorado?

—He pasado un mes muy malo. Al mínimo golpe se me reventaba la uña y me supuraba, pero parece que, con la llegada del buen tiempo, ha mejorado la cosa. El dedo siempre lo tendré tocado, en invierno y en verano. El problema es cuando me empieza a sangrar y a supurar, pero estoy acostumbrado.

—¿No hay solución definitiva?

—No, porque estoy operado ya de ese dedo, y no hay solución. A base de golpes se me abre.

—¿Qué reto tiene por delante ahora que ya es el escaleter con más títulos de campeón del Individual y del Circuit Bancaixa?

—Siempre hay cosas. Me han propuesto un desafío de raspall, y creo que lo voy a aceptar. Primero tengo que entrenar y valorar cómo estoy, y luego decidiremos. Pero es de esos retos que apetece intentar.

—Usted que ha vivido en primera persona la pilota profesional de los últimos 20 años, ¿qué piensa de la situación actual?

—Bueno, estamos viviendo una crisis económica muy fuerte todos, la sociedad en general, y la pilota no es una excepción. Sin la seguridad que da Val Net, muchos pilotaris no jugarían hoy en día. La pilota es ahora más profesional que nunca. Pocos son los que no van todos los días a entrenar, pocos son los que no se preparan las partidas a conciencia, y eso yo no recuerdo haberlo visto en toda mi carrera. Antes se jugaban muchas más partidas, y cuando no se jugaba, se descansaba. Vamos hacia arriba, nos cuesta, pero tenemos ayudas como la de la Universitat de València, y hay que aprovecharlas.

—¿Hay que capear el temporal?

—Por supuesto. Lo que no podemos hacer ahora es abandonar el barco. El jugador está hoy por hoy más concienciado que nunca de su situación y su papel como profesional. Propinas en el trinquet ya no hay, y el jugador, cuando se anuncia en una partida, va al cien por cien, sea donde sea y cuando sea. Ya nadie se reserva porque tenga una partida más importante. Pongo la mano en el fuego por mis compañeros en ese sentido, vamos siempre al cien por cien.

—¿Qué le gustaría hacer antes de la retirada?

—Siempre lo he dicho: jugar mano a mano contra el campeón individual basco. Jugué contra Agirre, que entonces era subcampeón, pero no pudimos acceder al campeón. En aquella época lo hizo Frediesport, no existía Val Net, y Fredi me lo comentó, que no teníamos ni la posibilidad de enfrentarnos. El frontón mano a mano, y más contra un basco, requiere estar bien físicamente, y yo lo estoy. Ahora sería el momento. No lo he propuesto formalmente a Val Net porque sacar dinero ahora es imposible.

—¿Sería sólo cuestión de dinero?

—Si, allí hay dos empresas que lo controlan todo, y no necesitan que vaya nadie a buscarles. Si quieres jugar contra ellos, tienes que pagar, pero mantengo la ilusión.