El ciclismo valenciano pierde a una joven promesa. Víctor Cabedo murió a primera hora de la tarde dl miércoles tras un accidente de tráfico mientras entrenaba en la localidad de Almedijar, cerca de su Onda natal. El accidente se produjo poco antes de las dos de la tarde en el kilómetro 10,2 de la carretera CV200, en el tramo entre Almedijar y Aín, cuando el ciclista que bajaba un puerto colisionó con un vehículo en dirección contraria y cayó por un barranco por culpa del impacto mientras que el conductor del otro coche implicado resultó ileso. Los bomberos acudieron al rescate y lograron recuperar el cuerpo sin vida del valenciano.

El destino ha sido cruel con el valenciano. Acostumbrado a entrenar solo„manía personal que arrastraba desde que era juvenil„, Cabedo volvía de un entrenamiento más en una zona que conocía como la palma de su mano. Mil serían las veces que el valenciano había recorrido la carretera que separaba Onda de Segorbe cuando la mala fortuna decidió llevarse su vida a menos de 20 kilómetros de su casa. Con solo 23 años, Víctor tenía una prometedora carrera por delante.

El valenciano vivía a caballo entre Onda y Balmaseda, y tenía el honor de ser el primer ciclista no nacido en el País Vasco„Samuel Sánchez es nacido en Oviedo pero lleva desde los 19 años en Vizcaya„ que fichaba por el Euskaltel Euskadi. Para lograrlo, el valenciano se había tenido que empadronar en el País Vasco, algo que tampoco le supuso un problema puesto que su novia, la también ciclista Dorleta Zorrilla, residía allí.

El de Onda fue captado para la cantera del Euskaltel en 2009 por el Seguros Bilbao debido a la gran progresión que se le adivinaba en juveniles, edad en la que corría en un equipo de su tierra.

Su triunfo en el Memorial Valenciaga y las maneras que le veían sus mentores le sirvieron para dar el salto al más importante de los filiales de la Fundación Euskadi, el Orbea Continental, en 2011. Esa temporada logró la victoria más importante de su corta carrera, la cuarta etapa de la Vuelta a Asturias, un recorrido de 181 kilómetros entre las instalaciones de Cafés Toscaf en Peñaullán y la capital Oviedo. «Si me dicen ayer o el año pasado que ganaría, no lo hubiera creído», decía, radiante de felicidad, tras su primera „y finalmente única„ victoria como profesional. Con su participación este año en el Giro de Italia, el valenciano había visto cumplido uno de sus sueños, el otro, correr el Tour de Francia y acabarlo, nunca lo podrá cumplir.

El mundo del ciclismo pierde a un corredor muy completo. Podía cumplir perfectamente el rol de gregario o llevar el control del equipo como líder. Él se definía como un «todoterreno, ya que soy un buen escalador, rodador y contrarrelojista». Estaba preparado para luchar contra sí mismo pero no contra los peligros que le puso la carretera.

Nada pudieron hacer por él los servicios de rescate que se acercaron al accidente. Al descender los bomberos hasta el lugar en el que se encontraba el ciclista, confirmaron que ya había fallecido y procedieron a rescatarlo en una camilla con la que subieron el cuerpo hasta la carretera desde la que había caído. La unidad de SAMU solo pudo certificar su muerte.

Un joven de 23 años, con toda la vida por delante, un deportista exigente y sacrificado, una persona alegre, tímida y familiar que se despide de este mundo de una forma trágica pero haciendo lo que más le gustaba, pedalear.