Desde la épica y ya lejana victoria en Amsterdam, el Valencia ha dejado pasar todos los trenes y las dudas con el maquinista amenazan con hacerlo descarrilar si no aprieta en un final de temporada que se presume con curvas. La Champions es la próxima estación para un convoy que llega a San Siro en una situación muy comprometida en lo futbolístico pero con la obligación de continuar circulando en el sentido de la segunda parte contra el Atlético, al menos en lo anímico. Con locomotoras como Gayá y Ferran tirando del resto de vagones será más fácil conseguirlo, aunque para Celades el reto está en cumplir con los horarios y que sus próximas decisiones no vuelvan otra vez a llegar demasiado tarde.

Villarreal - Levante, el cuento de nunca acaVAR

Hay que admitir que Melero López no descontó el tiempo que tocaba, pero tampoco hay que engañarse porque el Levante, que encima terminó con uno menos, fue incapaz en los últimos minutos de meter un mísero balón al área. En todo lo demás no hay ni un matiz que hacer al discurso de Paco López, que por cierto se puso bravo y con razón al no tolerar que en una pregunta le hablaran de «situación crítica», un estado que pese a llevar solo una victoria en 2020 no se ajusta a la realidad y ojalá no lo haga nunca. Como Paco, todo el mundo vio a Iborra en la calle por su codazo a Vukcevic, incluidos el cuarto árbitro y su propio entrenador, que por algo lo quitó al descanso. Y como para el técnico de Silla, para nadie pasó desapercibido que la escuadra y el cartabón tienen muy poco que ver con la tecnología. A diferencia de en la primera vuelta, Calleja opinó esta vez que el VAR no falla y posiblemente Paco habría hecho igual en su posición. Pero los fueras de juego, del talón de Morales al de Gerard Moreno, no pueden ser en función del número de pie que se calce.

El momento del Comandante

Polémicas al margen, el final del partido se disputó de manera desordenada. Fue, sin duda, el peor tramo de un Levante en las antípodas de tocar a rebato. Para entonces Rochina, aunque todo Cristo llevaba tiempo tocando madera para que con tanto esfuerzo no se lesionara, ya se había diluido. Igual que Campaña, si bien en su caso no llegó a cuajar. También estaba quedando claro porqué Sergio León es tan suplente. Y, sobre todo, se hacía evidente porqué el Comandante, al que tanto se añora, necesita reencontrar sus órbita. Con Cazorla luciendo galones y Gerard muy afilado desde la banda, el Villarreal tiró de pegada a costa de un rival al que le penalizó la enésima pérdida en territorio prohibido, esta vez de Bardhi.