Me pregunta Quique Sirera, alumno de periodismo que ha venido a hacerme una entrevista, qué es en mi opinión lo peor que ha hecho Meriton Holdings. Contesto, a bocajarro, que desaprovechar una ocasión histórica para devolver al Valencia CF al lugar que se merece. Sin embargo, desde que Quique ha parado la grabadora estoy dándole vueltas a si entre las mil y una cosas que hay para elegir he escogido realmente la peor. Serias dudas. Más aún después de releer mis últimas anotaciones en el bloc del móvil. Un par de ideas que me dio a principios de semana, off the record por supuesto, alguien que sabe muy bien de qué va este tema: «Ser de València y conocer el terreno tendría que ser una ventaja pero es al revés. Lim no quiere en puestos ejecutivos a gente de aquí y ha dejado claro que cada vez le preocupa menos guardar las apariencias».

No es necesario recordar a los que llevaron al club a la quiebra. Lo que hace falta son buenos profesionales con independencia de si son valencianos, mallorquines, asturianos, singapurenses o de Kuala Lumpur. Así que posiblemente el hecho de que Meriton gestione el Valencia como una empresa sin entorno no es lo peor. Otra cosa es lo dañino de estar de espaldas con el resto de accionistas, con los aficionados y casi con todo bicho viviente. Hasta con los propios jugadores de la terreta que ahora han acudido al rescate.

La 'ratificación' de Paco

Nunca había sido necesario hasta esta semana ratificar a Paco López en el cargo. Pero hay un dato que no puede pasar inadvertido a nadie: no lo ha hecho el Levante UD, para el que el entrenador nunca ha estado en entredicho. Quien ha confirmado que no corre peligro hemos sido los medios. La duda razonable sobre si los malos resultados iban a repercutir en su continuidad merecía una respuesta y no la ha habido mejor que la sentada granota entre la totalidad del cuerpo técnico y el área deportiva.

A veces los gestos son más importantes que los cambios, aunque será después del parón cuando se compruebe el alcance de los mismos. Si es que son necesarios y los hay, ¿eh?, que parece por cierto que sí. Los clubes dan siempre un discurso público más otro que se intuye del privado. Y ocurre muchas veces que no tienen porqué coincidir. No es el caso con Paco, en cuyo trabajo se continúa creyendo. Siempre hay quien se calienta más de la cuenta y trata de hacerle ver que hay cosas mejorables por el bien del equipo. Lo difícil es aguantar el tirón; lo fácil es tomar decisiones en base solo a los resultados. Toca apretar. Tranquilidad.

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