El autor de este artículo, el catedrático y académico Eduardo Costas, fue investigador principal en 4 proyectos confidenciales NBQ con la Dirección General de Armamento del Ministerio de Defensa

 

Siendo Decano Asociado y Director de la División de Investigación Académica del Centro de Infecciones e Inmunidad de la Academia Militar de los Estados Unidos en West Point, el Profesor J. Ken Wickiser publicó hace poco un preocupante trabajo sobre las amenazas terroristas contemporáneas.

En ese trabajo argumentaba que el grado de desarrollo de la biología sintética actual es tan grande que permitiría crear en un laboratorio corriente de biología molecular un virus mucho más letal que el de la viruela.

Bastaría con un pequeño grupo de investigación trabajando con un bajo presupuesto (menos de 1 millón de euros) para crear algo peor que el virus que mató a más seres humanos desde el inició la civilización hasta su erradicación en el siglo pasado, mediante un programa de vacunación mundial.

El profesor Wickiser no es un alarmista

Según sus propias palabras:

  • "A medida que las técnicas de ingeniería molecular de los biólogos sintéticos se vuelven más sólidas y generalizadas, la probabilidad de desarrollar una o más de estas amenazas (virus) letales se acerca a la certeza..."
  • "El cambio en el panorama de amenazas creado por estas técnicas solo es comparable con el desarrollo de la bomba atómica".

Las conclusiones del Profesor aterran.

Pero el Profesor Wickiser no es un alarmista, ni mucho menos. Se trata de uno de los mejores expertos mundiales en biología sintética.

En su trabajo en la principal academia militar de Estados Unidos dedicó buena parte de su carrera profesional a estudiar la forma en que se podría maximizar la infectividad y la letalidad de una serie de virus patógenos.

bioterrorismo polio: representaciones en 3D de las cápsides del virus de la poliomielitis NIAID and CDC

Un infectante virus de la polio, el primero

Por supuesto su estudio no es el único efectuado en este sentido, ni siquiera el primero:

Por ejemplo, un equipo de científicos de la Universidad Estatal de Nueva York inició un experimento para determinar si podían sintetizar un virus vivo de la polio partiendo de la nada.

Para ello pusieron una serie de condiciones:

  • Solo podrían utilizar la información genética que resulta accesible a cualquier estudiante de doctorado consultando publicaciones científicas y bancos de secuencias de genes.
  • Comprarían productos químicos estándar de los que sirve cualquier representante de material científico para la biología molecular.
  • Ensamblarían secuencias de ADN que pudieran conseguir por correo mediante compras o intercambio.
  • Tampoco podrían gastar más de 300.000 dólares.
  • Y trabajarían doctorandos avanzados o postdoctorales recientes (buenos profesionales, pero no necesariamente genios consagrados).

Durante 2 años los científicos que participaron en el proyecto fueron comprando secuencias cortas de ADN y las juntaron cuidadosamente.

Finalmente anunciaron que habían recreado en su laboratorio el virus de la polio usando solamente un conjunto de información, material y equipo que cualquiera podría conseguir sin problema alguno. Incluso un grupo terrorista.

Para distinguir su virus sintético del virus de la polio que aparece en la naturaleza incorporaron una serie de marcadores genéticos que no tiene ninguno de los virus de la polio naturales.

Ni qué decir tiene que su virus sintético resultó infectante.

Y fue la primera vez que alguien consiguió crear este tipo de virus totalmente desde cero.

Trajes nucleares, biológicos, químicos durante el ejercicio Semper Durus en Camp Pendleton, California, Cpl. Ismael Ortega

Un experimento para que estemos en alerta

Estos investigadores recrearon el virus de la polio para advertir del grave peligro de que un grupo terrorista fabrique armas biológicas sin necesidad de acceder previamente a un virus vivo.

Hasta entonces estábamos convencidos de que si unos terroristas quería construir un arma biológica, previamente tenían que hacerse con un patógeno vivo.

La mortífera viruela "creada" en laboratorio

Es de todos conocido que en 1979 la OMS declaró erradicada la viruela.

También que desde entonces solo existen dos muestras de virus de viruela natural:

  • Una en el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos
  • Y otra en el Centro Estatal de Investigación de Virología y Biotecnología de Rusia. 

Se ha debatido mucho sobre la necesidad de destruir esas muestras para evitar que alguien pueda desatar una pandemia mundial ahora que la gente que nació a partir de los años 80 del siglo pasado ya no está vacunada.

Pero en 2018 un equipo de investigación de la Universidad de Alberta (Canadá) consiguió sintetizar el virus de la viruela equina (muy parecido al de la viruela humana) en solo seis meses.

Y lo hicieron con un planteamiento muy similar al que habían seguido los investigadores de Nueva York que ensamblaron el virus de la polio.

Es decir, con recursos materiales y humanos limitados, obteniendo información necesaria de publicaciones y bancos de secuencias de libre acceso, utilizando productos estándar y secuencias de ADN compradas o intercambiadas por correo.

Y la realidad es que al igual que construyeron un virus de la viruela equina hubiesen podido conseguir sin ningún problema un virus de la viruela humano que funcionase perfectamente.

Incluso podrían haber ensamblado un patógeno tan peligroso como el virus del Ébola o el virus del Marburgo.

Soldado Pat Cook, especialista en defensa química, biológica, radiológica y nuclear de la 22.ª Unidad Expedicionaria de los Infantes de Marina toma muestras de un líquido desconocido Marine Corps photo by Sgt. Austin Hazard

También se ha logrado hacer más contagioso un virus

En otro estudio especialmente preocupante, virólogos del Centro Médico Erasmus en Róterdam consiguieron modificar exitosamente el virus de la gripe aviar H5N1 para que:

  • Pudiera transmitirse fácilmente de las aves a los humanos
  • Resultase muy contagioso entre personas
  • Y tuviese una elevada mortalidad.

Estos 3 experimentos son un excelente ejemplo de cómo hoy en día resulta posible sintetizar un virus patógeno mortal, mutándolo intencionadamente para que sea más contagioso, muchísimo más letal, y que incluso que pueda eludir el efecto de las vacunas.

Ni siquiera hacen falta demasiados recursos.

Indignación de la comunidad científica

Con casi total unanimidad la comunidad científica internacional se indignó con este tipo de experimentos.

Por ejemplo Craig Venter, el genetista que ganó la carrera de la secuenciación del genoma humano y uno de los padres de la biología sintética, declaró que desarrollar intencionalmente un patógeno humano sintético fue absolutamente irresponsable.

Y no es de extrañar esta reacción porque sus posibles consecuencias son desoladoras.

El ejemplo de la COVID-19

La pandemia de Covid-19 puede darnos una idea bastante precisa de lo que podría ser un virus patógeno modificado intencionadamente para convertirlo en un arma biológica.

Lo más probable es que una buena parte de los lectores de este artículo se hayan contagiado del SARS-CoV-2 en algún momento, por más precauciones que hubiesen tomado. Sobre todo con las últimas variantes, que fueron mucho más infectivas.

Y es casi seguro que conocen bastante gente que se contagió de Covid-19.

Pero por más que nos haya parecido horrible (y lo ha sido) hemos tenido la suerte de que el SARS-CoV-2 es un virus de baja letalidad, y que pronto dispusimos de vacunas eficaces.

Pero…

  • ¿Qué hubiese ocurrido si su letalidad fuera tal que el 90% de los contagiados muriese?
  • ¿Y si no se hubiesen conseguido vacunas eficaces?

Imagen que ilustra el empaque triple sobre para el transporte de muestras biológicas Ca.garcia.s

El problema es que al conocimiento le sigue la tentación

Pese a la repulsa mayoritaria de la comunidad científica, en determinados laboratorios de contención biológica de alta seguridad se llevan a cabo estudios que intentan anticipar los efectos de los peores patógenos.

Se crean para estudiarlos y conocer cómo funcionan, al tiempo que se desarrollan remedios en forma de vacunas y fármacos que permitan controlarlos.

También en los laboratorios militares se estudian patógenos que pueden ser empleados en la guerra biológica o en atentados bioterroristas.

El problema está en que una vez que existe el conocimiento, la tentación de usarlo es muy elevada.

Cuando entran los políticos y sus enemistades…

En estos momentos, sin duda alguna, una serie de naciones desarrollan virus que pueden ser empleados como armas biológicas.

Por ejemplo, en diciembre de 2017 la administración de Donald Trump publicó nuevas pautas que permiten al gobierno financiar proyectos:

  • Destinados no solo a monitorear nuevos patógenos potenciales,
  • Sino también a fomentar el estudio de mutaciones intencionales de ganancia de función que los vuelvan más letales e infectivos.

Y en 2019, el gobierno de los EE UU reanudó la financiación para experimentos de ganancia de función orientados entre otras cosas a conseguir que el virus de la gripe aviar H5N1 sea más transmisible.

El mensaje es claro:

  • Estados Unidos está trabajando en potenciales armas biológicas virales. Es la respuesta a estudios similares desarrollados por la Federación Rusa y China, quienes indudablemente no están con los brazos cruzados.

El sargento Daniel Burdick, del 97º Escuadrón de Apoyo a Operaciones Médicas, ejecuta una prueba de contaminantes simulada Foto de la fuerza aérea de EE UU realizada por el aviador Jesse López

Las armas de la biología sintética

Evidentemente, en estos momentos en que el cambio global antropogénico nos llena de incertidumbres sobre el futuro, lo último que necesitamos es añadir una más “leña al fuego” con la carrera de armamentos biológicos unida a una escalda de la tensión entre potencias que cuentan con la capacidad de destruir a la civilización.

Pero todavía resulta mucho más preocupante el hecho de que, en la construcción de armas biológicas, el avance de la biología sintética abre una perspectiva desoladora:

  • Con el conocimiento ya existente no hacen falta grandes recursos ni un talento excepcional para desarrollar armas biológicas de la máxima eficiencia.

Nada impide que científicos deshonestos o terroristas cualificados accedan a la información y el material necesarios para crear un virus patógeno extremadamente contagioso y letal.

Un atentado bioterrorista es una amenaza cada vez más real

Existe una amenaza real cada vez mayor de que un atentado bioterrorista termine en una catástrofe global a escala planetaria.

Preferimos no creerlo.

Hasta que ocurrió casi nadie se atrevió a pensar que algo como la pandemia de la COVID-19 pudiese confinarnos a todos en nuestras casas cambiando radicalmente nuestro modo de vida.

Pero pasó.

Una pandemia desatada por un atentado bioterrorista que emplease un virus patógeno generado mediante técnicas de biología sintética con ganancias de función que los vuelvan más letales e infectivos sería muchísimo más letal que la Covid-19.

Podría ocurrir mañana y las estrategias tradicionales de seguridad difícilmente funcionarán.