SU FAMILIA HA HABLADO CON ELLA
Localizada Lara, la catedrática e investigadora desaparecida en Madrid
Llegó a España procedente de Nueva Zelanda en abril y su familia, sus tres hijos, no habían vuelto a saber de ella. La preocupación era máxima: la profesora podría tener una enfermedad neurodegenerativa
"Ha escrito", afirma -feliz- Francene, hermana de Lara Anderson. "Sabemos que está viva, que está bien, aunque necesita ayuda", ha confirmado a CASO ABIERTO, portal de sucesos e investigación de Prensa Ibérica.
Sin rastro desde el mes de abril, Lara, catedrática e investigadora de alto reconocimiento, desapareció tras llegar a Madrid.
Tiene 49 años y una carrera brillante. Se llama Lara Anderson. Su nombre ha firmado multitud de estudios, publicaciones y libros. Es catedrática, investigadora, autora. También es madre, hermana, hija, sobrina, amiga. Y desde hace cuatro meses se había perdido su rastro.
"Lara es profesora asociada en el Departamento de Español de una prestigiosa Universidad de Melbourne (Australia), donde trabajaba como profesora e investigadora de español. Cogió un año sabático para dedicarlo a la investigación. Vino a Nueva Zelanda este tiempo, pero debía regresar a Australia en abril", explica Francene a este medio. "Salió de Nueva Zelanda el domingo de Pascua, pero a Australia no regresó". Fue cuando voló a Madrid.
Lara dejó de llamar. Dejó de estar. La alerta se hizo inminente: "Mi hermana fue diagnosticada con una condición de salud mental grave hace dos años y medio y es probable que padezca una enfermedad neurológica degenerativa, pero necesita pruebas para confirmarlo". Nadie la había vuelto a ver.
Vista en España
La primera alerta saltó el mismo domingo de Pascua. No llegaba. "¿Lara, estás bien?". No tuvieron respuesta. Surgieron las llamadas a sus amigos, a su entorno, y los primeros llamamientos por Facebook: "Mi hermana Lara Anderson no ha estado en contacto con amigos y familia desde hace días. Estamos realmente preocupados por ella. Si alguien ha visto o ve a Lara, por favor, póngase en contacto conmigo lo antes posible", firmaba Francene.
Sin respuestas, interpusieron la denuncia por desaparición. "Se presentó un informe de persona desaparecida y fue localizada en España a finales de abril, a través de Interpol y la DFAT (embajada de Australia). Fue "un gran alivio". Duró poco. "En ese momento, cuando la encontraron, Lara dijo que no quería que familiares ni amigos supieran dónde estaba, por lo que solo nos dijeron que estaba 'bien'", lamenta Francene.
"Mi hermana puede parecer que está bien en una primera impresión, si hablas brevemente con ella, pero no lo está". La primera prueba es este viaje: "Sus hijos -tiene tres- su gato, su casa... Lo había dejado todo atrás".
Marcha voluntaria
Sin margen de actuación. Sin consultar su historia médica, sin valorar el riesgo de la desaparición, se apuntó a la desaparición voluntaria y se agotó la investigación. "Su diagnóstico habla de problemas de salud mental y, a falta de la última confirmación, posible enfermedad neurodegenerativa. Ella toma medicación, que no sé si sigue tomando. Quizá hasta esta le afectó...".
España: de norte a sur
Lara llegó a Madrid en abril. Fue localizada por la Embajada de Australia y la dejaron ir. Su familia, su hermana, su madre, rogaron recibir más datos: "por privacidad no pudieron decirnos más". La investigación llegó hasta ahí; Lara, en cambio, se fue moviendo. Según ha podido saber CASO ABIERTO, portal de sucesos e investigación de Prensa Ibérica, Lara Anderson estuvo en mayo en el noroeste de España y, en junio, según apuntan las mismas fuentes, en Sevilla.
Llamadas sin respuesta, mensajes sin contestar. "Ha sido desgarrador para toda su familia. Esta madrugada, hemos recibido un mensaje suyo. Ha vuelto a Nueva Zelanda, no está bien por la forma de escribir, pero ahora la podemos ayudar", celebra su hermana.
Inteligente, ingeniosa, "una fuerte feminista", así la define Francene. Lara brilla en todo lo que hace. "Amante del arte, los hermosos edificios, la comida (cocinar y salir a cenar), del cine y la jardinería". La mujer habla un perfecto castellano (con acento catalán) y es una apasionada de su trabajo. Tras meses esperando una noticia, la propia Lara, ha contactado con su familia. Francene respira aliviada: "ahora vamos a cuidarla mucho, necesita ayuda, pero por lo menos, mi hermana está 'bien'". Lara ha vuelto. Lara está.
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