Campanar

Vecinos del edificio calcinado en Valencia piden un reconocimiento al conserje: "Mucha gente le debe la vida"

Algunas de las personas afectadas reivindican el papel del conserje durante el incendio

Julián, el conserje, durante el minuto de silencio en el ayuntamiento.

Julián, el conserje, durante el minuto de silencio en el ayuntamiento.

Saray Fajardo

El conserje Julián García se ha convertido en un "héroe" entre los vecinos de uno de los dos edificios calcinados el pasado jueves en el barrio de Campanar. Cuando las llamas y el humo empezaron a inundar todo el bloque, él alertó a muchos de los presentes para que saliesen de sus viviendas.

Por eso, muchas de las personas afectadas por este incidente de Valencia han pedido un reconocimiento para Julián. Entre ellos se encuentra David, quien reconoce que "me gustaría destacar su papel, que fue casa por casa para avisar a todos los vecinos sabiendo que se estaba jugando la vida". Por eso, pide un "reconocimiento". En sus palabras, "muchos los vecinos que creemos y queremos que se le reconozca este acto heroico".

Él no es el único que ha solicitado este reconocimiento. Israel, otro de los damnificados, reconoce que "fue heroico, por lo que tiene que estar reconocido a nivel institucional".

"Acudió sin pensarlo a avisar"

Al preguntar a cualquiera de las personas afectadas por el incendio, todos se suman a este homenaje por su trabajo desinteresado. "Yo vivo en el cuarto y vi la cortina de humo. Bajé corriendo a avisar a Julián. Él, sin pensarlo, acudió corriendo a avisar a los vecinos", explica una de las afectadas, quien añade que "me parece normal que los vecinos quieran que se le reconozca porque fue muy valiente. Podría haberse ido porque lo que estaba pasando era muy peligroso, pero optó por avisar al resto de vecinos. Nos ha salvado la vida a muchos. Ha salvado muchísimas vidas. Es y siempre será nuestro héroe porque muchos han podido contarlo gracias a él".

Catalin Stefan, quien también ha perdido su casa y todos sus recuerdos, explica que, aunque muchos vecinos no se conocían o no tenían una relación muy estrecha, Julián no dudó en arriesgar su vida. "Queremos que se le haga un reconocimiento porque avisó a todos los vecinos", afirma. Entre la mujer de Stefan, que era la administradora de la finca, y Julián intentaron ponerse en contacto con todo el vecindario. "Fue de puerta en puerta. Hay mucha gente que le debe la vida. Todos estamos rotos y nos va a costar mucho tiempo recomponernos pero, por suerte, lo podemos contar", concluye.