Tour de Francia

La nueva estrella del Tour: Carlos Rodríguez, tras los pasos de Perico

El ciclista andaluz de 22 años ha debutado en la Grande Boucle de forma tan brillante que llega a la cuarta posición de la general después de la gran etapa del Puy de Dôme, como Delgado hace 40 años

Sergi López-Egea

Clermont-Ferrand amanece calurosa y con la desdicha de que unas nubes tapan la cumbre del Puy de Dôme. Carlos Rodríguez no puede divisar la pared sin público, un pecado que el Tour de Francia vuelva a tan mítico lugar sin espectadores, aunque sea una asistencia restringida, pero que no sólo haya gendarmes y nada más en la zona más intensa de la subida.

Sale a entrenar con los compañeros de Ineos, Tom Pidcock y Egan Bernal a la cabeza. Bernal es el que le dice “qué vas a aprender de mí, que sabes más que yo”. Y Pidcock, el campeón olímpico de bici de montaña, con el que habla en un inglés tan perfecto que parece un gibraltareño por el acento andaluz.

Con Pidcock ha cogido buena amistad desde que el conjunto británico le recomendó que se fuera a vivir a Andorra, y no por un tema de impuestos principalmente, sino porque allí tienen un base de entrenamiento, con masajistas, mecánicos y coches que los siguen en los entrenamientos. Todos geolocalizados, por si pinchan, tienen hambre, frío o calor; el nuevo ciclismo que conoce esta joven generación de estrellas.

Un año más tenía el ciclista que hace 40 años salió en cuarta posición de la general del Tour tras la batalla del Puy de Dôme, en aquella ocasión en plan cronoescalada. Se llamaba Pedro Delgado y se convirtió en el ser que volvió a colocar al ciclismo en el menú deportivo de España. En 1983, al final, Perico falló, pero nada se le pudo discutir ni criticar. Cinco años más tarde subió a lo más alto del podio de París.

“Me gusta que la gente se fije en mí. Para algunos sería una presión, pero para mí es un punto extra de motivación”, cuenta Rodríguez de buena mañana y ya vestido con el uniforme del Ineos dispuesto a salir a entrenar un rato por carreteras de Auvernia, donde Vercingetorix capitaneó la revuelta gala contra Julio César para acabar muriendo en una prisión de Roma.

La revuelta particular de Carlos Rodríguez lo lleva a querer ser el mejor ciclista andaluz de la historia, en una zona de España donde cuesta encontrar grandes astros de este deporte; José Manuel Moreno Periñán, que fue campeón olímpico en Barcelona, o los históricos hermanos Gómez del Moral. Es el mismo Carlos, o Carlitos, como algunos lo llaman por sus 22 años, por correr su primer Tour después de que el año pasado debutase en la Vuelta donde si fue séptimo y no anduvo más arriba se debió al tremendo castañazo que se dio en la 18ª etapa cuando iba cuarto, como ahora.

Los estudios universitarios

Para ser estrella de este deporte ha renunciado a seguir con la carrera de ingeniería industrial en la Universidad de Málaga, porque él no sabe hacer las cosas a medias y le resultaba casi imposible combinar estudios y entrenamientos, y mucha más la competición. “Estoy descubriendo el Tour, tratando de estar a mi nivel más alto. Pero he superado una primera semana muy dura antes de que el próximo fin de semana vuelva la alta montaña”.

Ya empieza a tomar consciencia de lo que significa ser un hombre Tour, el que mira hacia esa tercera plaza de la general que ahora ocupa Jai Hindley, sabedor de que las dos primeras posiciones son inalcanzables con esos prodigios que se llaman Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar. Y ya sabe, un secreto a voces, que el año que viene correrá en el Movistar porque, precisamente, Eusebio Unzué, el jefe, ha visto en Carlos a todo un especialista en la ronda francesa.

Juan Ayuso, la otra estrella

“Hay que preguntar a mi mánager”, responde cuando se le comenta si en 2024 correrá con el Movistar. La realidad es que hasta agosto está prohibido anunciar fichajes y lo cierto es que el Ineos es de los pocos equipos que no utiliza la absurda costumbre ciclista de que si te vas a otro equipo el año que viene no te llevamos al Tour. Aquí lo protegerán y lo impulsarán a lo más alto porque por algo le pagan.

Y es también el Carlos Rodríguez que comparte con Juan Ayuso, 20 años nada más, candidato a la Vuelta, el monopolio de estrellas de futuro de un ciclismo español que quiere volver a reinar y ganar las principales carreras. De momento, cuarto en el Tour, pero con la misma ilusión que provocaba Perico, en idénticas condiciones, hace cuatro décadas.