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Al asalto del récord de 1999

Han pasado dieciséis años y casi un mes desde que el entonces Pamesa Valencia sorprendiese a todo el mundo del baloncesto con su espectacular inicio de la temporada 99/00

Al asalto del récord de 1999

Han pasado dieciséis años y casi un mes desde que el entonces Pamesa Valencia sorprendiese a todo el mundo del baloncesto con su espectacular inicio de la temporada 99/00. Fueron veinte victorias consecutivas -la última un 21 de noviembre ante el Breogán Universidade- que, pese a no traducirse en ningún título, pusieron de moda el baloncesto en Valencia y llevaron hasta La Fonteta a muchos de los aficionados que hoy continúan poblando sus gradas.

Pese a ser un equipo prácticamente novel en la élite, año y medio antes ya había dado la gran sorpresa adjudicándose la Copa del Rey de Valladolid y en esa recien estrenada campaña amenazaba con cotas importantes. Desgraciadamente no fue así y la inexperiencia a ese nivel acabó pagándose de la peor manera a final de temporada.

«Acabábamos de irrumpir en la élite y tras perder la final de Copa en Vitoria no supimos administrar bien la euforia. La plantilla actual lo tiene más fácil porque son jugadores que llevan muchos años a primer nivel y seguro que sabrán gestionar mejor que nosotros los momentos de dificultad», recuerda Berni Álvarez. Algo en lo que coincide con el que fuera su técnico, Miki Vukovic. «Se rompió el buen ambiente en el equipo», admite, al tiempo que matiza que eso es algo «muy complicado de que pudiera pasar ahora».

Pero el equipo de aquellas temporadas con Vukovic tenía algo que será muy difícil volver a ver en el Valencia Basket. Era ese punto de romanticismo con plantillas formadas por jóvenes valores de la casa cuya conexión con la grada superaba cualquier convencionalismo. Una simbiosis perfecta de complicidad y cariño mutuo que fue clave en la Copa del Rey de 1998, en la primera final continental o en el récord de 1999.

Aquella plantilla, la última con la que trabajó el técnico serbio, fue una más entre las cinco que tuvo aunque con la ‘guinga’ mediática del fichaje de Tanoka Beard. Ese que en un inicio dio el salto de calidad que se esperaba pero que, en los últimos meses, también le puso la puntilla. Pero de eso muy pocos quieren acordarse. El bloque de aquel equipo compuesto por gente que sentía los colores como nadie no lo merece. Es mejor recordar las 20 victorias consecutivas, esas que siempre serán 21 para Vukovic contando la final de la Lliga Valenciana ante el Lucentum y que, paradójicamente, condujeron al fin de esa ‘etapa romántica’ con el progresivo crecimiento del club.

Aquel equipo enamoró durante mucho tiempo vestido de ‘blanco’, al igual que ahora una plantilla que en Manresa tendrá la oportunidad de pasar a la historia ya de color ‘taronja’. Por trabajo, entrega, calidad y potencial… ha llegado el momento de dar un paso más.

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