Licencia para soñar

Un comienzo casi perfecto. Así se puede calificar el arranque liguero sellado anoche por el VCF ante el Sevilla en un partido serio como pocos que se saldó con un triunfo (2-0) que permite afrontar la nueva campaña con ilusiones renovadas.

Ante un rival correoso como siempre es el sevillista, el Valencia hizo lo que tenía que hacer. Desde el minuto uno los futbolistas de Emery saltaron al césped ´metiditos´ en faena y dispuestos a fajarse puesto que sobre una superficie como la que ayer lucía Mestalla (el césped seguía fatal), ésa era la única forma de plantarle cara al conjunto de Jiménez. Tal fue la cocentración mostrada por el conjunto valencianista que los de Nervión, en los primeros 45 minutos, no fueron capaces de chutar ni una sola vez a gol. El dato habla por sí sólo...

El Valencia maniataba a un equipo con recursos para jugar tanto fútbol directo como trenzando por bandas hasta el punto que, salvó un par de acciones en las que Navas se marchó en velocidad de Bruno, los de Emery apenas pasaron apuros y además tuvieron la ocasión de adelantarse en el marcador primero en un buen disparo de Pablo con la zurda desde la frontal que Palop desvió haciendo gala de una agilidad propia de uno de los mejores guardametas de la Liga, y después en un remate que Silva, en la frontal, de la pequeña no acertó a dirigir permitiendo que el meta de l´Alcúdia volviese a salir vencedor del envite.

Sin embargo, el rival de ayer es de esos que cuando no pueden por lo civil lo intentan por lo criminal y, visto lo visto, los de Jiménez, con la aquiescencia por instantes de Rubinos Pérez, se apuntaron a eso conocido como el ´otro fútbol´ que consiste en interrumpir sistemáticamente el juego, fingir lesiones e incluso hacer gala de un juego subterráneo que en infinidad de ocasiones da resultado, aunque ayer la estrategia también se les vino al traste cuando al filo del descanso Kanouté fue expulsado al ver la segunda amarilla por una fuerte entrada sobre Marchena (la primera se la habían mostrado minutos antes por propinarle a Bruno un codazo en un balón aéreo dividido que se saldó con una brecha en la calva del lateral valencianista).

El Sevilla se quedaba en inferioridad numérica al filo del descanso y el Valencia tenía toda la segunda mitad para sentenciar... aunque no hubo que esperar demasiado. Nada más iniciarse el segundo acto una jugada personal de Banega fue culminada por Mata con un disparo cruzado ante el que Palop nada pudo hacer.

Esa jugada, unida a la superioridad, hicieron que el Valencia remase a favor de corriente y, por fases, llegó incluso a gustarse aunque cometió, por poner un ´pero´, el error de no sentenciar hasta que a falta de diez minutos Pablo culminó un contragolpe centrando un balón que, en parte debido al mal estado de la hierba, se envenenó con el efecto cambiado y sorprendió a Palop

A partir de ahí Mestalla se sacudió la tensión e inclusó se permitió corear con ´olés´ el fútbol de su equipo. Hay licencia para soñar.