La camiseta celeste con el ´21´ de David Silva a la espalda se vendió como churros en la tienda oficial del Manchester City. Era uno de los nuevos y por aquello de que el rival era el Valencia, el auténtico protagonista del día. La ovación con la que la hinchada recibió a Silva, en comparación con la que le dedicaron a los otros tres fichajes, le convierte en el ídolo de los nuevos ricos de la Premier League. Más ello no pudo evitar que cada dos por tres el canario mirara de reojo hacía los que eran sus compañeros y amigos. Ayer, por primera vez en su carrera, muchos de esos jugadores del Valencia se habían convertido en rivales.

Era el día de Silva, como bien reflejaba el programa oficial del partido que repartían operarios del Manchester City. En sus páginas centrales, un reportaje del canario en el que hablaba de su vida, obra y milagros. Todo ello ilustrado con fotos de Silva levantando la Copa del Mundo y también a página entera una de Alexis con el pie de foto que decía: «A close friend of Silva», el íntimo de Silva.

Lo primero que hizo Silva cuando llegó al estadio City Manchester fue dejar sus bártulos en su vestuario y salir pitando hacia el del equipo visitante, el del Valencia. Allí fue saludando uno por uno a los Albelda, Vicente, Navarro, Banega, Moyà, Maduro... y en especial a su hermano de Málaga, Alexis. Fue el malagueño quien le presentó a alguno de los nuevos, como Soldado o Tino Costa, mientras que Emery y todo el resto del cuerpo técnico le desearon suerte para la etapa profesional que acaba de comenzar.

Ya vestido de corto con los colores del City y durante el calentamiento, Silva apenas se separó un instante de Tévez. El capitán del Manchester City le está haciendo estos días de cicerón y también de traductor, porque cada orden que daba el preparar físico inglés iba acompañada de una charreta del argentino con el canario. Pero lo dicho, a la mínima que podía, miradita hacia el lado del campo en el que estaban calentando los jugadores que vestían de naranja. Antes de marcharse hacia los vestuarios para ponerse el traje de faena, Silva bromeó con Maduro y con cada uno de los jugadores que en ese instante estaban sentados en el banquillo visitante, que eran Bruno, Mata, Fernandes y Alexis de entre sus conocidos.

Después, durante 36 minutos, Silva fue rival de todos ellos. Ni qué decir que no se lo pensó dos veces cuando encontró un hueco para disparar desde la frontal y casi marcarle a Moyà. Pero tras esos 36 minutos, todo volvió a su cauce normal. Risas en el túnel de vestuarios y miradas de complicidad con Alexis de banquillo a banquillo. Y todo ello bajo la atenta mirada de Eva, Fernando, Nando y Natalia, los padres y hermanos del canario que no quisieron perderse el estreno del llamado ´Golden´ Silva. Silva ganó el partido, pero lo importante es que se había estrenado delante de su afición y se había reencontrado con los que fueron sus compañeros durante estos años.