Los números son estremecedores. Hace un año, con 16 jornadas consumidas, el Villarreal aventajaba en cinco puntos al Valencia. Hoy, con los mismos partidos disputados en esta temporada 2011/12, el equipo amarillo se encuentra prácticamente en puesto de descenso y su desventaja con el gran rival del sur es nada menos que de 18 puntos. ¿Qué ha pasado en estos 12 meses para explicar este hundimiento tan espectacular del submarino? ¿Por qué no ha podido mantener el nivel competitivo con los recortes presupuestarios, como sí ha conseguido el Valencia?

Cambio de ciclo con la base de la cantera amarilla

Un cúmulo de circunstancias han llevado casi de la noche a la mañana al Villarreal a una situación desesperada. Como telón de fondo, la crisis, un recorte presupuestario drástico hacen complicado un cambio de ciclo que el club amarillo había comenzado tiempo atrás, después de la exitosa campaña 2007/08 en la que se proclamó subcampeón de la Liga. Desde entonces fueron saliendo futbolistas veteranos como Pires, Nihat, Godín, Ibagaza, Javi Venta, Fuentes o Llorente, que en gran parte empezaban a ser sustituídos por valores de la afamada cantera amarilla, el proceso iba viento en popa, alimentado por el brillante ascenso del Villarreal B a la categoría de plata.

La venta de Cazorla al Málaga, un golpe muy duro

Pero llega un momento en que las cosas se empiezan a torcer. Mientras el Valencia de desprendía en dos veranos de Villa, Silva y Mata, sus tres referentes en el terreno de juego, el conjunto amarillo todavía no ha superado el golpe de la fuga de Santi Cazorla al Málaga. Fue, sin duda, un acto de responsabilidad de su presidente, Fernando Roig, para asegurar la viabilidad económica de un proyecto en el que lleva enterrados muchos millones de euros. La oferta era irrechazable, tanto como lo había sido años atrás la del Real Madrid, pero eran otros tiempos y ahora la necesidad de hacer caja era urgente.

La lesión de Rossi es la

gota que colma el vaso

Ya sin Cazorla, Juan Carlos Garrido sufre el golpe inesperado de la lesión de Giusseppe Rossi. A finales de octubre, en un partido ante el Real Madrid, el italiano se rompe el cruzado y le esperaban por delante seis meses de baja. Se quedaba de esta manera sin sus dos futbolistas más importantes, los que tiraban del carro en los momentos difíciles y aportaban algo diferente al juego del equipo. Las lesiones graves siempre llegan en mal momento, pero ésta además coincidió con la de Nilmar, el otro delantero, que tenía también para varias semanas por un problema en la rodilla. Por unas razones u otras, el brasileño tampoco acaba de arrancar.

Los últimos fichajes no

han estado a la altura

En Valencia, buena parte del éxito ha estado en el acierto en determinados fichajes. El ejemplo es Soldado, cuyos goles han ayudado a olvidar con más facilidad los del Guaje. Todo lo contrario que en Villarreal, donde los 19 millones de Cazorla se han ido en tres futbolistas que no están dando ese plus al equipo. El primero Jonathan de Guzmán, ocho ´kilos´ para un centrocampista llamado a ser un referente en el equipo que no está aportando nada. Otros tantos en Zapata, un central que hasta el momento ha destacado más por sus errores que por todo lo contrario. Por último Camuñas, fichaje de serie B que desde luego no ha sorprendido en esta primera fase de la temporada.

Borja Valero y los ´fiascos´ de Canales y Guardado

No han ayudado algunas carencias no cubiertas, como la de un busn sustituto de Joan Capdevila en el lateral izquierdo. Tampoco la inesperada irregularidad de Borja Valero en su segunda temporada de amarillo. Por si fuera poco, en verano se fueron al traste algunas operaciones interesantes como la de Sergio Canales, el deseado por Garrido, que acabó en las filas del Valencia. Por no hablar de Guardado, al que el Villarreal ha querido firmar del Deportivo incluso para el mercado invernal, cuando ya está comprometido con el Valencia para la próxima temporada.

Lesiones, pobres resultados y cambio de entrenador

Juan Carlos Garrido, para colmo, se encontró con una plaga de lesiones difícil de asumir con una plantilla corta en la que el fondo de armario está formado por futbolistas procedentes del filial. Los malos resultados se iban sucediendo en la Liga y en la Champions, donde el submarino tocó fondo al acabar la fase de grupos con seis derrotas en seis partidos, si bien había quedado encuadrado en el grupo más fuerte junto a Bayern Múnich, Manchester City y Nápoles. Cierra el año en el puesto 17 de la Liga BBVA con sólo tres victorias y 15 puntos en 16 partidos. En el último partido de un año horribilis, el Mirándés elimina al Villarreal de la Copa del Rey tras ganar 0-2 en El Madrigal. Garrido es destituído.