Mauritania no es ya ninguna sorpresa. Tras meterse de lleno en la segunda jornada ante México, ante el Valencia demostró un oficio que lo sitúa como uno de los aspirantes al título final. Los africanos se adelantaron en la primera mitad gracias a una escapada infalible de Traoré y después se defendieron con contundencia y profesionalidad, impidiendo al Valencia crear un juego con continuidad que les permitiera inquietar el marco de Boubacar.

El Valencia demostró desde el pitido inicial que necesitaba la victoria e iba a salir con ímpetu a por ella. Una jugada en largo por la banda izquierda che acabó en un trallazo de Ismael Martínez a la cruceta. Primer aviso. Juan Carlos Lázaro no tardó en protagonizar el segundo, con un cabezazo que se marchó por los pelos. Todas las llegadas se convertían en ocasiones claras y el gol se olía. Pero el fútbol quiso que fuesen los africanos los que se adelantaron, sorprendiendo a propios y extraños. Avisaron primero para materializar una escapada imparable de Fody Traoré, que cruzó el esférico lejos de Chanza. El tanto desmontó a los che, que se vieron abatidos psicológicamente. Además, los mauritanos demostraron una experiencia inesperada y empezaron a perder el tiempo con jugadas que enervaron al público. El Valencia se vio mermado por su falta de continuidad ofensiva, sobre todo por la carencia en la creación.

El fútbol de Mauritania fue en la segunda mitad tan sencillo como en la primera: contundencia defensiva, prolongaciones en la media y aceleraciones incontrolables en la delantera. Con dicho mecanismo protagonizó la primera llegada de peligro tras el paso por los vestuarios, perdonando el segundo tanto. El Valencia acabó por contagiarse del juego africano y optó por una verticalidad en la que no se mostró especialmente cómodo. Durante muchos minutos desapareció del marco rival. Sus insinuaciones fueron contundentemente rechazadas por los mauritanos.

A falta de un juego colectivo definido, tampoco las individualidades salieron al rescate de los de Miguel Ángel Angulo, que sólo se lanzaron sobre la portería rival cuando se quedaron con superioridad tras la expulsión del defensa Diaw. El encuentro entró en un periodo de caos, con el Valencia mostrando más voluntad que juego y los africanos defendiéndose con coraje y orden, incluso tras la expulsión de El Kory. Mauritania se cerró y ganó casi todos los balones divididos, mostrando una superioridad física aplastante hasta cerrar el duelo con la eliminación valencianista.