Las Palmas, Alavés, Real Madrid, Barcelona y Atlético. Todo derrotas. Todo partidos tremendos. El calendario está actuando como una exprimidora. No sólo por el doble foco Liga-Copa, también por la erosión que producen los malos resultados en el juego y en la confianza. Marcelino tiene trabajo de recuperación, sobre todo, con la mirada puesta en el próximo domingo, cuando tocará librar el Derbi ante el LevanteDerbi Levante. Antes, para el jueves no hay lugar para las dudas: el equipo estrujará hasta la última gota de fútbol. Marcelino reconoció en sala de prensa que faltó frescura física y mental. El peso que las bajas han tomado, entre sancionados y lesionados, va por una tonelada. Guedes no está, Vietto no pudo jugar, Garay y Kondogbia llegaron muy justos, Gabriel está forzando, Soler está enganchándose de nuevo, falta Murillo... Son muchas cuestiones.

El contexto resto fuerza a un Valencia que fue capaz de competir mano a mano con el Atlético Valencia Atlético hasta que Ángel Correa liberó al genio que lleva dentro. El argentino sólto un latigazo a la escuadra y rompió una escena de tensa igualdad. Era el minuto 59. Después del 1-0, los valencianistas no tuvieron fuerzan para responder al marcador y reanudar la batalla. Faltó empuje, faltó gas para intentar reaccionar. Fue entonces cuando el bloque ofreció síntomas preocupantes -aunque lógicos- de agotamiento. En realidad, el declive había comenzado poco antes, pero rompió tras el latigazo de Correa.

El despliegue de Kondogbia

La botella está más llena que vacía. En un choque de máximo desgaste, ante un adversario muy físico (que llevaba una semana preparando la cita), el Valencia ofreció una primera parte, de menos a más, en la que neutralizó al bloque de Simeone e intimidó. Le faltó un punto de verticalidad, más profundidad, un poco de precisión en el último y el penúltimo pase, pero hubo futbolistas a un nivel tremendo. Por encima de todos, Geoffrey Kondogbia. El nivel del francés ante Madrid y Atlético es un punto de apoyo para creer que superar al Barça es posible. Tras perderse la ida de la semifinal ante el Barça por molestias físicas, Kondogbia se merendó a Saúl y Koke. Por eso el Cholo reaccionó metiendo a Gabi por Carrasco en la sala de máquinas. Kondogbia recuperó, ocupó mucho campo y ofreció una salida rápida. Demostró que es clave.

Ángel Correa

subrayó el objetivo. El Atlético era consciente del desgaste valencianista. Querían correr y contragolpear. En la segunda parte salió decidido a meter una marcha más; aumentó el ritmo y la intensidad para obligar un poco más a los de Marcelino.