Una derrota que asusta en Mestalla (1-2)

 El Valencia cayó contra el Aston Villa en un partido en el que se vieron todas sus carencias a menos de una semana del arranque liguero

Hugo Duro, por los suelos durante una acción del Trofeo Naranja

Hugo Duro, por los suelos durante una acción del Trofeo Naranja / Francisco Calabuig

Pablo Leiva

Pablo Leiva

El trofeo Naranja sirve para medir cómo llega el equipo al arranque de curso pero no siempre es el mejor termómetro posible. En cualquier caso, el Valencia sí parece ser lo que se vio ante el Aston Villa en Mestalla. Un equipo plagado de carencias. Sin calidad, con la intención que le ponen los chicos de Baraja pero con tantos problemas que es imposible nombrarlos a todos. A falta de 6-7 fichajes titulares, la afición vio desde sus asientos una presentación amarga y un partido que seguro que no van a guardar en su memoria. El triunfo inglés con los goles de Watkins y Buendía fue lo de menos. También el primer tanto de Pepelu, con ayuda de Chambers, en su nueva casa. Lo preocupante es el fondo. Con este equipo, el miedo de lo que puede pasar este curso es evidente. Pero quienes se tienen que preocupar, Layhoon, Peter y compañía, siguen de brazos cruzados.

La voluntad está bien en el fútbol y en un Valencia de mínimos todavía más. Pero ni con esas le dará a este equipo si no cambian las cosas. Porque el carácter es una obligación y a muchos de los jugadores de esta plantilla les sobra, pero hace falta algo más. En los primeros minutos contra el Aston Villa se vio cómo el equipo va alto a la presión, trata de llevar a los rivales a la banda y ahí ahogarles para tratar de hacer un 'robo y ataque rápido'. La idea es buena, sobre todo porque con esta plantilla es mejor armar una jugada de gol con el balón muy cerca del portero rival antes que montar un ataque desde la zaga. A pesar de eso, al equipo le faltó diente y fortuna. La primera la tuvo Fran Pérez, con un latigazo con la izquierda que se marchó rozando el larguero. Desde la derecha fue de las pocas cosas positivas con esa sociedad con Thierry. No tanto por acierto, pero sí por intención.

La realidad del Valencia sin embargo salió a relucir en los siguientes minutos. En el 22', el cuadro de Baraja se hizo el harakiri. El Aston Villa solo tuvo que aprovechar un fallo de Javi Guerra en salida de balón junto a Pepelu para marcar el primero de la noche. El 0-1 llegó tras un fallo de comunicación y de acierto de los centrocampistas y Watkins, quien no perdona, batió a Mamardashvili con un zapatazo con la derecha que provocó el enfado de la grada de Mestalla. Desde ese momento al descanso apenas hubo ocasiones por parte de un Aston Villa que fue un poco a medio gas y un Valencia que tenía más corazón que acierto. Eso sí, justo en el minuto previo a ese camino de los vestuarios saltaron chispas entre Paulista, que siempre está en todas las broncas, y McGinn.

Mismo guión en el segundo acto

La segunda parte no cambió demasiado. De hecho, el guión fue prácticamente idéntico. Fran Pérez fue el más valiente. Lo intentó, desbordó y buscó con un zapatazo el tanto del empate pero su disparo, al palo largo, se marchó tocando en la madera. De nuevo la mala fortuna impidió a Fran ser decisivo. El Aston Villa, sin embargo, era todo lo contrario. Los de Emery no fueron nunca al 100 por 100 pero no les hizo falta. Hugo Duro y Javi Guerra se marcharon del campo y a los pocos segundos un fallo en el centro del campo acabó con Buendía superando a Mamardashvili. Segundo tiro, segundo gol.

Javi Guerra, luchando por alto frente al Aston Villa

Javi Guerra, luchando por alto frente al Aston Villa

A partir de ahí, el partido fue un suplicio minuto a minuto. El Valencia con miedo a abrirse para que el resultado no fuera mayor. Y el Aston Villa sin demasiadas ganas de esforzarse para no perder fuerzas de cara al arranque de temporada. De hecho, el cuadro inglés miró con cierta tranquilidad como un córner lanzado por Pepelu se marchó al fondo de la portería tras el cabezazo de Chambers hacía la portería defendida por Dibu Martínez. Eso fue lo último rescatable de un Valencia cuya presentación fue dramática. Y esperemos que no premonitoria de lo que va a pasar este curso. Al final, pitada, enfado mayúsculo y Layhoon en la grada mirando su obra. Y la de su jefe, Peter Lim