Cuenta atrás con Baraja al límite

El técnico se siente decepcionado porque la plantilla está muy debilitada con respecto al año pasado. La realidad es muy dura. Hay que fichar  

El Pipo siempre fue consciente de todas las limitaciones del club, pero la hoja de ruta de los fichajes dista mucho de lo que planificaron en las primeras reuniones

Baraja, serio en la banda de Mestalla

Baraja, serio en la banda de Mestalla / Francisco Calabuig

Andrés García

Andrés García

El cabreo de Rubén Baraja va a más a medida que se aproxima el cierre del mercado de fichajes del viernes 1 de septiembre. El técnico del Valencia está enfadado y con razón porque su plantilla se encuentra muy debilitada con respecto a la temporada pasada. El Pipo siempre fue consciente desde el primer día de las limitaciones financieras del club, pero la hoja de ruta de los fichajes dista mucho de lo que planificaron en las primeras reuniones de trabajo.

El club no ha cumplido con su palabra. De ahí la decepción y la resignación del técnico en las últimas semanas. El problema es que cada vez queda menos tiempo para solucionar los problemas y armar un equipo medianamente competitivo con jugadores contrastados en la categoría. Martes, miércoles, jueves y viernes. Solo restan cuatro días. Quedan 96 horas. Hay poco tiempo y mucho por fichar. Normal que el Pipo esté al límite. 

Baraja afronta la semana final del mercado sin las herramientas que necesitaba para luchar por algo más que la salvación. La realidad del equipo es muy dura. La plantilla tiene muchas carencias especialmente del centro del campo hacia arriba. El agujero en las bandas y en la posición de delantero a falta de cuatro días para el cierre del mercado es peligrosamente grande. El Pipo pidió «5 ó 6 fichajes en la zona de ataque» a principios de agosto y un mes después solo ha llegado Sergi Canós a cambio de 250.000 euros por la voluntad del jugador de esperar. El cómputo general de altas y bajas habla por sí solo: diez salidas y, a la espera de Selim Amallah, solo dos incorporaciones en todo el verano: Pepelu y el propio Canós sin contar la opción de compra de Cenk Özkacar. La preocupación del Pipo se ha agravado durante los últimos días porque se ha complicado un fichaje que era capital en su proyecto deportivo: Rafa Mir. Faltan jugadores. Cada día clama más al cielo. 

Baraja pidió un mediocentro estrictamente defensivo y la realidad es que se ha tenido que inventar a Mouctar Diakhaby de ‘6’ para ganar en contundencia por dentro. También exigió la llegada de tres jugadores de banda ante las salidas de Justin Kluivert, Samuel Lino, Toni Lato (debutó con una asistencia y un penalti forzado) y la salida pactada y después parada de Fran Pérez al Elche. De momento solo ha llegado Canós. El drama está en la delantera.

La intención del Pipo (antes de la grave lesión de larga duración de Alberto Marí) siempre fue incorporar a dos delanteros como sustitutos de Edinson Cavani y Marcos André. Dos meses después no ha llegado nadie y el primero de la lista Rafa Mir tiene las puertas del Sevilla cerradas a día de hoy. El único delantero centro de la plantilla es Hugo Duro. No hay más. El Pipo se vio obligado el domingo a forzarlo a pesar de sus molestias y mantenerlo en el terreno de juego hasta el final ante la falta de recursos en el banquillo. Baraja lamenta las carencias de la plantilla, pero como dijo él no se rinde y tratará de competir con lo que tiene. Como ha hecho en este arranque liguero. 

Los avisos de Rubén Baraja

El técnico se ha mordido la lengua en sus últimas comparecencias públicas. Aún así, su estado de ánimo ha llegado sin necesidad de levantar la voz. Con un semblante serio y un mensaje claro. El sábado le recordó al club que ganar tres partidos no cambiaba la necesidad de reforzarse y reaccionó con resignación al balance del mercado de 10 bajas y 2 altas. «Has dado dos cifras y sois lo suficientemente inteligentes para saber la situación que tenemos», dijo impotente. El domingo después de la derrota lanzó otro recado visiblemente cansado de responder a las mismas preguntas de mercado como le pasó en su día a sus antecesores en el cargo. «Quedan pocos días y espero que se puedan cerrar algunas cosas», señalaba. Por la noche escribió en sus redes: «Hay que seguir trabajando por ser mejores». En los campos de entrenamiento y en los despachos. El tiempo se acaba.