El Valencia se conforma con pasar (0-1)

Tétrica imagen del equipo de Baraja en un partido sin brillo, ni buen juego, ni oportunidades aprovechadas salvo la de Yaremchuk, que clasificó al equipo a dieciseisavos dando gracias

La celebración del gol de Yaremchuk

La celebración del gol de Yaremchuk / Agencias / EFE

Rafa Jarque

Rafa Jarque

Era un día marcado en rojo para que los menos habituales reivindicaran su sitio en el equipo. Lo dejó claro Baraja, casi lo exigió en la rueda de prensa previa y así preparó el partido con un once plagado de la 'unidad B' de la plantilla. Yaremchuk, uno de los futbolistas que más focos acaparaba en ese escenario, parece que se lo tomó personal y tardó apenas ocho minutos en abrir el marcador para el Valencia CF. Fue la primera ocasión de la primera parte, y también la única. El ucraniano hizo gala de su mejor virtud, la de ser un 'cazador' dentro del área, y recogió en boca de gol un balón que había salido rebotado tras un intento de eslalon de Amallah en la frontal. El disparo final, fuerte y cruzado, puso cuesta abajo el trámite para el equipo de Rubén Baraja.

Y tras un inicio prometedor, no en cuento a juego pero sí por la sensación, a la postre equivocada, de que iba a ser un Valencia punzante en ataque, llegó la nada. 38 minutos (más añadido) restantes de la primera mitad en los que lo más emocionante fueron un par de errores de Jaume Doménech en salida de balón que hicieron fantasear a la grada de A Lomba con empatar la contienda. Nada más lejos de la realidad. Por el bando valencianista, un par de disparos lejanos sin ningún peligro y, sobre todo, la sensación de que aquellos que tenían que aprovechar más que nunca los minutos no lo estaban haciendo.

Baraja debió dar una charla de esas que hacen mella en los futbolistas en el descanso, pero la realidad es que no funcionó. Y eso que en el primer minuto del segundo acto parecía que la actitud era otra cuando Sergi Canós, desaparecido en los primeros cuarenta y cinco minutos, ponía a prueba al inédito guardameta local. Fue un espejismo. Ni la acción entrañó peligro ni sirvió para que el conjunto blanquinegro, ayer de azul y naranja, se activara. De hecho si alguien se activó fue el Arosa, que veía como pasaban los minutos y un equipo de Primera División, cuatro categorías mejor, no le hacía sufrir. Tanto creció la confianza que en el minuto 48 el cuadro gallego rozó el empate. Fue en un centro desde banda izquierda que remató completamente solo y hasta en dos ocasiones Míguez. Jaume, salvador, tapó los dos remates y envió el balón a córner para, posteriormente, celebrar con rabia que había salvado a su equipo del bochorno.

Ahora sí, ese debía ser el aviso definitivo para despertar. Pues tampoco hubo forma. Los de Baraja siguieron ofreciendo una inoperancia alarmante en ataque y si alguien se acercaba al gol, ese era el conjunto de A Lomba. Movió el banquillo Baraja en busca de un cambio de dinámica. Saltaron Fran Pérez y Ali Fadal, que también hizo su debut oficial con el primer equipo, y no mejoraron ni mucho menos la imagen en ataque del equipo, pero sí ayudaron a que el Arosa dejara de llegar al área rival con tanta insistencia. Visto lo visto, todo un logro.

El partido entró en su fase final y Baraja incluso tuvo que recurrir a Thierry y Javi Guerra para salvaguardar la victoria. Pero ni por esas. Y es que si el Arosa no envió el partido a la prórroga fue porque toda la fortuna del mundo se alió en el bando valencianista. Un doble error garrafal de Cenk propició un mano a mano de Sylla. El disparo lo paró Jaume y su rechace cayó en las botas de Marcos Mella que, solo y sin portero, envió incomprensiblemente el balón fuera. Con esa ocasión clarísima murió un partido en el que el Valencia dejó una pésima imagen sobre el verde. Ni oportunidades aprovechadas ni nada parecido. Billete a dieciseisavos y nada más.