La incidencia total de Hugo Duro

El atacante getafense, muy aclimatado al valencianismo no sólo dispara sus estadísticas individuales sino que antepone en su fútbol el sentido colectivista, como se vio ante el Villarreal, contribuyendo en los tres goles

Hugo Duro celebra un gol con el Valencia CF

Hugo Duro celebra un gol con el Valencia CF / JM LÓPEZ

Vicent Chilet

Vicent Chilet

La inspiración de Hugo Duro es una de las razones del buen tono de juego y resultados del Valencia de Rubén Baraja. La incidencia del delantero madrileño, de 24 años y que cumple su tercera temporada en Mestalla, sobre el juego colectivo de los blanquinegros es tan amplia que va más allá de las estadísticas, que de por sí son generosas. El encuentro contra el Villarreal fue un buen ejemplo. No apareció en ningún apartado de goleadores ni asistencias, a pesar de que estuvo en todas las salsas e intervino en los tres tantos contra el equipo castellonense. Su maniobra sin balón en el primer gol permitió arrastrar a los centrales rivales para liberar a Yaremchuk, que embocó a placer. En el segundo tanto provocó con picardía el penalti y el gol que redondeaba la noche vino precedido de un trallazo suyo al poste. En una demarcación que vive de los registros individuales, la mente de Hugo Duro piensa en un modo colectivista, por y para el grupo.

Sin pecar en ningún momento de egoísta, sus estadísticas llevan camino de ser las mejores desde que aterrizó en el Valencia en el curso 21-22. Lleva siete goles, ha dado tres asistencia de gol a sus compañeros y ha provocado dos penaltis. En un bloque cuya fortaleza parte desde el orden y la solidez defensivas, Hugo Duro ha mostrado una efectividad envidiable en las ocasiones que pisa el área rival. Sus 7 goles han llegado en solo 15 disparos a portería. A sus 24 años, el getafense ha dado un paso hacia adelante en un club que, por la errática planificación deportiva, dependía mucho de sus buenas prestaciones.

Con Alberto Marí lesionado en los primeros meses, con Yaremchuk desembarcado en el último instante de mercado y con una costosa aclimatación a cuestas, sobre Hugo Duro recaía todo, desde la responsabilidad a las expectativas. La trayectoria del Valencia pasaba por dos condicionantes, que Hugo Duro no se lesionase y que viese puerta. En otras palabras, que rayase la excelencia. Todo se ha cumplido. El atacante ha jugado todos los encuentros de LaLiga, ha resistido incluso en condiciones adversas, con molestias en el hombro y siendo, tal como revelaba Marca, el futbolista que más faltas recibe de todo el campeonato (52) junto al madridista Jude Bellingham.

Hugo Duro es un jugador distinto al del curso pasado y ya lleva siete tantos en LaLiga

Hugo Duro es un jugador distinto al del curso pasado y ya lleva siete tantos en LaLiga / JM López

Hugo Duro ha demostrado, además, ser un delantero con un abanico completo al haber marcado tantos con las dos piernas y de cabeza. Además, ha rebatido algunas de las etiquetas que le acompañaban en el primer tramo de su carrera, como la de ser un punta que vivía del oportunismo y que fundamentaba su fútbol desde la brega. La definición de algunos de sus goles, con sangre fría y elegantes balones pinchados de cuchara, con remates en desmarques al primer palo, confirman su crecimiento.

Además, las variaciones de nombres y retoques de pizarra de Rubén Baraja, motivadas por el elevado número de bajas y la necesidad de echar mano de una unidad B poco efectiva en el primer tramo, han acabado favoreciendo a Hugo. De ser la única referencia en ataque, con Diego López cayendo bastante por banda, y teniendo que fajarse en solitario con los centrales rivales, la incorporación de Yaremchuk al once no ha supuesto un problema. Hugo Duro no solo se ha adaptado sino que la condición de pivote del delantero ucraniano le ha liberado y le ha permitido aumentar en peligrosidad.

Hugo Duro

Hugo Duro / JM LÓPEZ

Por otro lado, Hugo Duro se ha reivindicado desde la fortaleza mental. El delantero madrileño fue uno de los que más que sufrió anímicamente los rigores de la temporada pasada, con el bloqueo general del equipo y la caída libre que de milagro no acabó en descenso. Sin fortuna de cara a puerta, muy tocado a nivel emocional, llorando al final de varios partidos. Como ha sucedido con otros jugadores, caso de Hugo Guillamón, Baraja ha sabido cuidarles para que ‘reseteasen’ y volviesen a dar su mejor versión. En el ejemplo de Duro, su nivel de frescura futbolística, física y mentalmente, es muy similar a la de su primera temporada con un entrenador que le conocía a la perfección del Coliseum, como José Bordalás.

Hugo Duro, que entró en el imaginario del valencianismo de rebote y de un modo casi cómico (la jugada del «tocó en Hugo Duro» que propició la clasificación del Valencia para las semifinales de Copa de 2019) es un valencianista más. Aclimatado a la ciudad, echando raíces también a nivel sentimental (su pareja es la piloto de Albalat dels Sorells Nerea Martí), soltándose incluso con el valenciano en redes sociales, Hugo Duro parece llevar toda la vida como blanquinegro.