LA PIZARRA

Javi Guerra se difumina entre el trivote del ‘Cholo’

El valenciano tuvo un regreso gris al once de la Liga. Demasiado distanciado de Pepelu y Guillamón, el ‘8’ de Gilet apenas pudo hacer daño

Atlético de Madrid - Valencia

Atlético de Madrid - Valencia

Pascu Calabuig

Pascu Calabuig

Después de cinco partidos -dos sancionado y tres suplente-, Javi Guerra regresó al once de la Liga en el Metropolitano. Frente a la superpoblación que tiene el Atlético del ‘Cholo’ Simeone en la tierra media, Rubén Baraja apostó por reforzar el centro del campo con el ‘8’ de Gilet.

Un talento de 20 años que está pagando desde hace un tiempo el precio del éxito. El joven que salvó de la quema del descenso al Valencia CF la pasada temporada, ha comenzado a experimentar en la actual lo más duro del fútbol. Mientras él sigue con su proceso de crecimiento profesional y personal, los rivales no esperan. Al contrario, tratan de hacerle la vida más difícil. Además, anoche se añadió la dificultad de medirse a un Atlético que acaparó el balón para dominar de principio a fin. Los rojiblancos, con el trío de mediocentros formado por De Paul, Koke y Barrios, limitaron todas las apariciones visitantes en el primer acto.

Aprovechando la distancia entre Guerra y el doble pivote Pepelu - Hugo Guillamón, el equipo madrileño encontró los espacios para citarse con Mamardashvili. Así fue tantas veces el cántaro a la fuente que, a punto del descanso, Samu Lino acabó rompiéndolo. Los de Baraja tenían un problema serio. No olían la pelota. Y, menos aún, Javi Guerra y los delanteros Diego López y Hugo Duro.

A la vuelta de vestuarios, el Valencia continuó sin poder solidificar su centro del campo, por donde el Atlético percutía haciendo lo que quería. Descolgado, Guerra avanzó con un balón perdido por los locales para probar, por fin, al portero del Atlético. Inaudito hasta entonces, el esloveno se estiró a su izquierda para despejar un chut a media altura. Tras la entrada al campo de Roman Yaremchuk, el medio valenciano caería, también sin trascendencia, como el resto del equipo, a la banda izquierda. Perdidos en el abismo de un gigante enfrente.

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